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Sinopsis
Florence (Judy Holliday) y Chet Keefer (Aldo Ray) comparecen ante una juez (Madge Kennedy) para solicitar el divorcio. No hay tiempo para tramitar su demanda, que queda aplazada hasta el día siguiente. La juez ruega al desavenido matrimonio que se quede unos minutos para exponerle sus problemas, evocando así su historia matrimonial. La pareja se conoció en Central Park y pocos días después ya estaban pasando su luna de miel en Atlantic City. Chat trabajaba como empleado de correos y se veía obligado a levantarse muy pronto, ante el disgusto de su mujer. En cierta ocasión fueron invitados a una fiesta. Chat, algo bebido, coquetea más de la cuenta con Joan Shipley (Sheila Bond), la hermana de Florence, lo que, lógicamente, disgusta a ésta. Chet mantiene la teoría de que un hombre no necesita ser inteligente, sino que le bastan diez minutos para hacerse rico. Cree tener esos minutos reveladores durante un sueño, que es casi una pesadilla, e inventa unos patines por rodamiento a bolas. Como no dispone de dinero para la patente, decide ponerse de acuerdo para que le financie su cuñado Howard Shipley (John Alexander), pero al probarse éste los patines, cae aparatosamente y la financiación se malogra. El matrimonio sigue en racha de mala suerte. Florence es llamada para participar en un concurso, pero no logra conseguir el premio. Pero la pareja ha de sufrir aún el más duro y doloroso golpe. Poco tiempo después, Joey (Christopher Olsen), el hijo mayor del matrimonio, muere en un accidente con seis años. La muerte del niño contribuye a enfriar aún más las relaciones conyugales.