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Sinopsis
La historia de cómo el blues se hizo popular y dio a luz al rock & roll comienza en un lúgubre bar en la violenta zona sur de Chicago en 1947, donde un joven inmigrante polaco y propietario del bar, Leonard Chess (Adrien Brody), contrata al talentoso pero indisciplinado conjunto de blues que incluye al tranquilo y amable prodigio de la guitarra Muddy Waters (Jeffrey Wright) y al impulsivo y llamativo Little Walter (Columbus Short) en la armónica. Fascinado por el sonido de la música, y dispuesto a aprovecharse del floreciente negocio discográfico, Chess organiza una sesión de grabación para Waters. Las primeras grabaciones de Waters comienzan a ascender en las listas de rhythm & blues que comienzan a recibir interpretaciones más intensas. Chess trata a sus músicos como si fueran de la familia, les compra un Cadillac cuando graban su primer éxito musical, pero la línea entre el negocio y lo personal no es clara y causa algunas veces conflictos con su elenco estable de talentosos y exitosos artistas. Después de respaldar a Muddy en sus primeras grabaciones, Little Walter se convierte en una estrella con luz propia, pero su vivo genio y sus maneras ostentosas con frecuencia lo ponen en conflicto con sus amigos y con la ley. También se encuentra con que la única mujer de la que se siente cerca es la chica de Muddy, Geneva (Gabrielle Union), que lucha por mantenerse leal a Muddy a pesar de sus muchas y mal disimuladas infidelidades. El gran Willie Dixon (Cedric The Entertainer), cantautor y líder de grupo, es otro miembro clave de la familia Chess Records, y Howlin’ Wolf (Eamonn Walker), un cantante orgulloso e intenso de blues que desarrolla una creciente rivalidad musical con Muddy. Pero no es hasta el año 1955 que la familia artística de Chess “cruza” y entra en la música comercial (“blanca”) de Estados Unidos con un joven delgado de San Louis llamado Chuck Berry (Mos Def), que con su andar dinámico y frívolo, sus melodías pegadizas y con un matiz country marcan el nacimiento del rock & roll. Cuando Berry es arrestado y puesto en prisión en el punto más alto de su carrera, Chess encuentra a otra talentosa intérprete con la que seguir en la música comercial, la cantante Etta James (Beyonce Knowles), una joven mujer con cicatrices emocionales cuya vulnerabilidad tienta la lealtad y la preocupación de Chess en forma inesperada. A medida que el rock & roll se hace más popular, los artistas de Chess son admirados por toda una nueva generación de artistas, y cada uno de ellos ha ganado y perdido una pequeña fortuna en bebida, mujeres y viviendo la vida. Sus adicciones comienzan a cobrarse el precio. Pero aunque la tragedia se cierna sobre ellos, su música y espíritu se mantiene fuerte: y cuando la brisa de los años sesenta se lleva a Leonard Chess fuera del negocio discográfico, el blues sobrevive.