Titulo original: Amour
Año: 2012
País: Francia - Austria - Alemania
Duración: 127 min.
Dirección: Michael Haneke
Guión: Michael Haneke
Música:
Temas musicales: "Impromptu, Opus 90 – Nº. 1", de Franz Schubert; "Impromptu, Opus 90 – nº. 3", de Franz Schubert; "Bagatelle, Opus 126 – nº. 2", de Ludwig van Beethoven; y "Ich ruf zu dir, Herr Jesu Christ", de Johann Sebastian Bach.
Intérpretes
Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, Alexandre Tharaud, William Shimell, Ramón Agirre, Rita Blanco, Carole Franck, Dinara Drukarova, Laurent Capelluto, Jean-Michel Monroc, Suzanne Schmidt, Damien Jouillerot y Walid Afkir.
Premios
Palma de Oro del Festival Internacional de Cine de Cannes.
Premio del Cine Europeo a la Mejor Película, al Mejor Actor (Jean-Louis Trintignant) y a la Mejor Actriz (Emmauelle Riva). Nominada a losa Premios del Cine Europeo al Mejor Guión y a la Mejor Fotografía.
Globo de Oro a la Mejor Película en lengua extranjera.
Oscar a la Mejor Película en lengua extranjera. Nominada al Oscar a la Mejor Película, al Mejor Director, a la Mejor Actriz Protagonista (Emmanuelle Riva) y al Mejor Guión.
Nominada a los Premios BAFTA de la Academia del Cine Británico a la Mejor Película en idioma extranjero, al Mejor Director, al Mejor Guión y a la Mejor Actriz Protagonista (Emmnuelle Riva).
Nominada al Goya de la Academia de Cine Español a la Mejor Película Europea.
Sinopsis
Los bomberos tiran una puerta cerrada tras la que aparece el cadáver de una anciana sobre una cama llena de flores en un enorme apartamento burgués. Un tiempo antes, asistimos al retrato de una pareja cómplice, prendada de la cultura literaria y musical, con sus pequeñas costumbres de toda una vida juntos y la relativa angustia de las sorpresas que caracterizan la tercera edad. Ambos son profesores de música retirados, de 80 años de edad. Georges (jean-Luois Trintignant) y Anne (Emmanuelle Riva). Se quieren, asisten a conciertos y viven solos en un lujoso y burgués apartamento de un edificio del centro de París. Una mañana, mientras desayunan, la mujer se queda en estado catatónico durante unos minutos, sin reaccionar a nada de lo que sucede a su alrededor. Pese a sus reticencias, Georges la lleva al médico, descubriendo que tiene una arteria carótida bloqueada, por lo que deberá ser operada para liberársela. Pero la operación no sale bien y Anne acaba con medio cuerpo paralizado, quedando confinada en una silla de ruedas. Su marido, a pesar de que su hija Eve (Isabelle Huppert), pianista que reside en el extranjero con su marido y sus hijos, les pide que busquen ayuda, le jura que jamás la llevará a un hospital ni a una residencia, sino que siempre permanecerá con ella a su lado. George se tiene que ocupar por completo de ella: lavarla, vestirla, colocarla en la silla de ruedas, partirle la comida para que pueda comer sólo con la mano izquierda… un trabajo agotador que someterá la relación de pareja a una dura existencia. Aun así, a medida que Anne va empeorando y tras sufrir otro derrame cerebral, la voluntad de Georges y el amor infinito que siente a la que ha sido su compañera durante toda su vida, se pondrá a prueba.
Comentario
La verdad es que Michael Haneke no cuenta historias demasiado extraordinarias. Más bien al contrario, lo que hace es justamente tomar algo que vemos todos los días, algo en lo que apenas reparamos…y de repente, él coloca allí su cámara y lo potencia, lo agranda, hasta el punto de hacernos sentir vergüenza. Vergüenza por no haber sabido, o no haber querido, mirar. Muchas veces hemos visto la vejez, a través de la pantalla, y nos ha conmovido casi siempre. Pero “Amor” es escalofriante por su crudeza, su detalle y su verdad. No parece que Haneke busque sin embargo la compasión sino la comprensión. Nos coloca acertadamente ante una pareja de ancianos sin penurias económicas; una pareja, para más señas, dulce, educada y bien avenida, que ha llevado una vida plena y dichosa. Pero no es ese el tema de la película, sino cómo afrontar el Final. Y eso “duele”, como tantas veces repite Anne. Para situarnos del todo, el director nos hace seguir el ritmo lento, -directamente achacoso- de los protagonistas: nos coloca frente al silencio de la casa, también en decadencia, las escasas visitas, la falta de compañía o la necesidad de pagar (y eso que ellos pueden pagar…) por cualquier cosa; ese oscuro panorama, sin dramatismos fáciles, tan bien dibujado, con enorme hondura, forma parte decisiva de la realidad que está anunciando a gritos los últimos tramos de la existencia. Si a ese paisaje profundamente desvalido, amargamente real, añadimos el magistral trabajo de dos actores como Jean Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, Haneke consigue de nuevo meternos el corazón en un puño. Y a la vez, asombrarnos ante una historia tan admirable, bella… y espantosa.