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Sinopsis
Entrada la noche, una chica sale despavorida, presa del pánico y con signos de violencia por todo su cuerpo, de un club nocturno. Un camionero la recoge y la lleva directamente al hospital. Allí la reconocen y efectúan el diagnóstico: Sarah Tobias (Jodie Foster), ha sido salvajemente violada varias veces esa misma noche. La chica está dispuesta a denunciar la terrible agresión y le asignan a una mujer como abogado, Kathryn Murphy (Kelly McGillis). Sarah decide confiar en ella relatándole los hechos: Al parecer fue violada en el club nocturno por tres hombres desconocidos para ella y ante los gritos de aliento de los demás espectadores, todos ellos masculinos, que presenciaron divertidos la horrorosa escena. Kathryn se siente muy impresionada por este relato y comienza a trabajar para ayudar a Sarah. Pero el sistema judicial es complicado y los abogados de ambas partes llegan a un acuerdo. La pena para los acusados será sólo de nueve meses y por otro delito que nada tiene que ver con la violación. La indignación de Sarah va en aumento. Se ha convertido en una mujer vacía. Sin orgullo ni alegría, siente que le han robado su dignidad y sus derechos como mujer. Sarah se hunde en la más profunda desesperación cuando no puede conseguir que declaren dos únicos testigos del suceso, una camarera del club amiga suya (Ann Hearn), y un estudiante, Ken Joyce (Bernie Coulson), que es íntimo amigo de uno de los violadores. La tensión crece pero la abogado por fin ha entendido a Sarah y va a ser la única persona decidida a ayudarla, empleándose a fondo y luchando por unos derechos y un apoyo que toda mujer, en esa terrible situación, debería tener. Habrá un nuevo juicio, pero los acusados ahora no sólo serán los tres violadores, sino también los testigos presentes, que serán acusados de complicidad.