Bajo la dirección de Carlos Martínez-Abarca,esta versión que el propio director ha realizado junto a Javier Sánchez-Collado con estética retro-futurista, está interpretada por Cristina Arranz, Alberto Berzal, Luis Rallo y José Luis Santar

Paradoja Teatro presenta en el Galileo de Madrid la adaptación teatral de «1984», una de las novelas más interesantes del siglo pasado, escrita en 1949 por George Orwell, ambientada en 1984 y de total vigencia en nuestros días. En ella, ciencia ficción y realidad política se entremezclan con una terrorífica naturalidad: 4 de abril de 1984, creo. Yo, Winston Smith comienzo mi diario en un rincón de la casa, que está fuera de la vigilancia de la telepantalla. No es que esté prohibido escribir diarios… Podrían condenarme a 25 años o vaporizarme. Desde mi casa puedo ver el Ministerio del Amor, que se ocupa de la Ley y el Orden. Y en ese momento, alguien llama a la puerta».

La adaptación teatral de esta conocida novela se representa en elTeatro Galileo, de Madrid, del 15 de marzo al 15 de abril, con funciones de jueves a domingo. La profecía de Orwell sale a escena con más fuerza que nunca.

En pleno siglo XXI, existe la tecnología suficiente como para crear ese estado de terror en el que el «Hermano Mayor» nos vigila. Y se puede manipular el pensamiento y el lenguaje con mucha más precisión de la que lo hicieron algunos de los dictadores del siglo XX. «1984» puede ser «la historia de una derrota, derrota plena y absoluta… O bien una historia de esperanza ”, recuerda la propia compañía, que le ofrece al espectador una inmersión en el que mundo que refleja, del que puede sentirse víctima o cómplice.

Bajo la dirección teatral de Carlos Martínez-Abarca, llega al escenario esta versión que el propio director ha realizado junto a Javier Sánchez-Collado, con estética retro-futurista, y que protagonizan Cristina Arranz, Alberto Berzal, Luis Rallo y José Luis Santar, cuatro actores procedentes de la escuela William Layton, y que interpretan a Winston, Julia, O’Brien y el resto de personajes que forman parte de esta representación, en la que habrá un elemento que nunca perderá la vista del público: la telepantalla.