La obra “Orejas de mariposa” confirma de manera contundente el extraordinario momento que atraviesa el teatro infantil. El espectáculo tiene una poética envolvente, a veces lorquiana en determinados pasajes del texto, y una atmósfera que, quizás de manera involuntaria, remite al remoto “Barrio Sésamo” televisivo, con la peripecia de unos personajes que salta de triste a risueña, y aquel panadero que aquí es un chatarrero lleno de música. Pero “Orejas de Mariposa” es, ante todo, una función ambiciosa: se trata de una reivindicación de la diferencia, de las cosas que hacen distinto a un niño o niña, pero que, en lugar de perturbarlo por las insoportables burlas de los otros, debe convertirse en virtud, en un elemento a favor. Dice el programa: “La obra es un canto a la libertad, la diversidad, la aceptación, el respeto y la diferencia”. Y así es esta cuidada, sutilísima y emocionante “Orejas de mariposa”.

Mara llega con su madre a un pueblo en el que a partir de ahora vivirán y el primer día de colegio se convierte en un suplicio para ella. Y los días siguientes. Los niños se burlan del tamaño desmesurado de las orejas de Mara. Y no sólo de eso: de su ropa vieja y usada, de que ella no tiene mochila, como los demás, para llevar el material escolar, sino tan sólo un libro deshilachado. En esta obra resulta importante lo que se dice, pero también lo que se insinúa. La madre enseña a Mara a utilizar la imaginación para vencer a las críticas. Los niños le cantan: “Mara es muy rara, Mara es diferente al resto de la gente”. Pero Mara dará la vuelta a la situación y hará de la diferencia su fuerza.

La obra, que se representa en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid tras su paso por Barcelona, tiene una música suave, pegadiza y certera (de Josep Ferré), una excelente coreografía, y está muy bien interpretada, entre otros, por Sara Rius (entrañable Mara), y Georgina Cort, una consumada experta en teatro infantil, que ha escrito, y además dirige e interpreta la obra. Hay humor, con referencia a los momentos que vivimos: “¿Salimos de viaje? –“Qué viaje, si estamos confinadas”. Y un mensaje alegre en medio de la tormenta: “-Mamá, ¿a qué huelo hoy? –A valentía y a sonrisas”. “Orejas de mariposa”, ya está dicho, es un notable espectáculo. Contribuye decididamente a una de las esencias del teatro: hacer mejor persona al espectador. Que dure su éxito.