Como buen donostiarra, Luis Gasca -fallecido el martes 6 de julio en su ciudad natal a los 87 años- sentía al Festival de San Sebastián como algo propio. Era un gran amante del cine, del comic y las manifestaciones de la cultura pop, y cuando estuvo al frente del certamen no dudó en buscar la manera de ampliar sus horizontes temáticos y acercarlo al gran público. Aunque su formación universitaria discurrió por el sendero del Derecho, se dejó llevar por sus vocaciones de infancia, los tebeos y el cine. Desde mediados de los años 60 se convirtió en uno de los grandes expertos iberoamericanos en el llamado «Noveno Arte».

Fue escritor y editor, organizador y comisario de exposiciones, divulgador de los grandes artistas del comic e investigador, con más de centenar y medio de obras publicadas.

Estuvo al frente del Festival de San Sebastián en dos etapas, primero en 1977, sustituyendo al enfermo fundador del certamen, Miguel Echarri, y posteriormente tres ediciones más, entre 1981 y 1983. Confrontó las visiones más conservadoras o tradicionales de los eventos fílmicos con ideas rompedoras y propuestas más diversas, que iban del cine de autor al de los grandes estudios. Recientemente fue reconocido como el introductor de «La guerra de las galaxias» en tierras ibéricas. También seleccionó la primera película de un joven cineasta manchego que hacía cine underground en Madrid en los primeros años 80, un tal Pedro Almodóvar. Ambas cintas causaron en su momento algunos escándalos locales.

Hace pocos años, ya octogenario, se autocalificaba en El Diario Vasco como «salvador de lo efímero», refiriéndose a su amor y afán coleccionista en el mundo del comic. Se sentía orgulloso de haber conservado «lo que se tira a la basura, de los recuerdos que no se conservan y que luego, con el paso de los años vuelven y a lo mejor ya es demasiado tarde. Como editor ha sido una aventura por intentar dignificar el cómic y, sobre todo, luchar contra la censura».

Gasca, nacido bajo el signo de virgo, fue pionero de muchas cosas, empezando por el primer análisis de la relación entre la ciencia ficción literaria, el cómic y el cine. Respecto de su vasta obra literaria, que prolongó hasta sus últimos años de vida, decía: «Creo que todos los libros que he editado en Cátedra no solo son los que me han dado más satisfacciones, sino los que más han ayudado al aficionado o al investigador. Y ese es el objetivo de todo lo que hago: poder ayudar, abrir caminos y dignificar las cosas».

Nunca quiso elegir entre sus dos pasiones: «El cine y el cómic han sido siempre dos amores paralelos. Es como quien tiene dos novias y nadie lo sabe. Desde niño me ha interesado mucho el cine. Yo vivía enfrente del cine Trueba, donde he visto un montón de películas. Y luego estuve metido en el Festival desde muy joven, intentando echar una mano, ordenando archivos y posteriormente seleccionando películas. En la época de Miguel Echarri fui secretario y cuando éste tuvo un quebranto importante de salud me nombraron director», recordaba en El Diario Vasco.

Cordial, modesto, positivo y entrañable, Luis Gasca nunca se impuso limitaciones. Fue un hombre libre que disfrutó como pocos de lo que más le gustaba y pudo convertirlo en su modo de vida. Tal vez ese nulo afán de protagonismo haga que su desaparición quede lejos de los grandes medios, pero quienes le conocieron por su trayectoria y conocimientos, nunca le olvidarán.