Este viernes 7 de febrero falleció Tony Roberts a los 85 años, a causa de complicaciones con un cáncer de pulmón. Ocurrió en Manhattan y fue su hija Nicole Burley quien informó a los medios, tal y como recoge Hollywood Reporter. Roberts llevaba tiempo jubilado, luego de haber sido durante los años 60 y 70 una figura muy reconocida por el público. Gracias, especialmente, al puñado de comedias donde trabajó con Woody Allen, como personaje secundario cuya seguridad en sí mismo contrastaba cómicamente con la neurosis del director neoyorquino.

Antes de entrar en el radar de Allen, a Roberts ya se le acumulaban los trabajos en el circuito de Broadway. Una vez sustituyó a Robert Redford para la producción original de «Descalzos por el parque» (escrita por Neil Simon y dirigida por Mike Nichols), Roberts se convirtió en una pequeña celebridad a mediados de los 60, y justamente conoció a Allen en las audiciones para una de sus primeras obras de teatro, No te bebas el agua. Entonces Roberts no consiguió el papel, pero sí lo haría con una posterior obra de 1966, «Sueños de seductor».

Tanto Allen como Roberts conservaron sus papeles en la adaptación al cine de «Sueños de seductor», que Herbert Ross dirigió con gran éxito en 1972. Por entonces Roberts ya había sido nominado al Emmy y conseguido algún papel para la gran pantalla, caso de la comedia de Disney «Millonarios por una pata» estrenada en 1971. Consiguió un papel secundario en dos de los grandes clásicos policíacos de la época («Serpico» y «Pelham 1, 2, 3») antes de tener oportunidad de acompañar a su colega Allen en su evolución a director aclamado.

De esta forma conservaron su rutina cómica para «Annie Hall» en 1977, a la que le siguieron otros títulos tan aclamados como «Recuerdos» en 1980, «La comedia sexual de una noche de verano» en 1982, «Hannah y sus hermanas» en 1986 y «Días de radio» en 1987. Roberts se acostumbró a personajes secundarios, con la pequeña excepción de su presencia al frente de «El pozo del infierno», dirigida por Richard Fleischer, en 1983. Llegados los 90 se dedicó sobre todo a la televisión, y una vez protagonizó «Una rubia muy dudosa» para Blake Edwards fue espaciando sus trabajos.