Uno de los grandes nombres del cine francés, el actor Jean Paul Belmondo ha fallecido este lunes 6 de septiembre en su casa de París a los 88 años. Durante los más de 60 años de carrera Belmondo se había convertido en un referente en Francia en las películas de comedia y de acción. En estas últimas el actor francés era el que realizaba las escenas de riesgo, hecho que le llevó a ganarse muchos elogios.

Hijo del famoso escultor parisino Paul Belmondo, el futuro actor era aficionado al fútbol y al boxeo en su juventud, logró un físico atlético y una nariz quebrada, que le darían ventajas en su carrera cinematográfica. Explotó inteligentemente su aspecto, y el mote de el hombre más feo del cine francés, pero a la vez muy seductor. Pronto se revela como un actor muy versátil capaz de interpretar todo tipo de personajes saltó a la fama en 1960 con películas como «Al final de la escapada», de Jean-Luv Godard, uno de los hitos de la nouvelle vague. El largometraje se convirtió en un clásico del cine francés, y con ella, Belmondo empezó un ascenso imparable en el mundo del cine.

En 1961 es un convincente sacerdote en «Peon Morin, sacerdote» para Jean-Pierre Melville. Otros títulos destacables son «Dos mujeres» (1969) junto a Sofía Loren, «La Viaccia» (1961), «Una mujer es una mujer» (1961), «Cartouche» (1962), «El león en invierno» (1962), o «El hombre de Río» (1964) con la que inicia un giro en su filmografía. Así a partir de mediados de los 60, con películas como «Tribulaciones de un chino en China» (1965), una eficaz mezcla de acción y comedia, en las que encajaba muy bien, apuesta por un cine popular que le convierte en el mejor actor de su generación. Sin embargo, volvió repetidas veces al cine de autor para interpretar películas como: «¿Arde Paris», de René Clement, con guión de Francis Ford Coppola, «Pierrot el loco», de nuevo con Jean-Luc Godard, «Le voleur», de Luois Malle (1967), «Casino Royale», una parodia de las películas de James Bond o «La sirena del Mississippi» a las órdenes de François Truffaut (1969) junto a Catherine Deneuve, una subluimación del «amour fou». Jean-Paul Belmondo supo encarna lo mejor del cine popular, trabajando a las órdenes de Philippe de Broca, Henri Verneuil, Gérard Oury, Georges Lautner, Jacques Deray, compaginándolo con el cine de autor que triunfó en los años sesenta y setenta (Jean-Luc Godard, Jean-Pierre Melville, François Truffaut, Claude Lelouch o incluso Alain Resnais, sin olvidar a Vittorio Sica y Alberto Lattuada).

En sus sesenta años de carrera, Jean-Paul Belmondo participó más de 90 películas. En ellas destacó realizando sus propias escenas de acción, sin dobles, lo que realzó aún más el espíritu aventurero.

Belmondo no destacó únicamente en la gran pantalla. En sus inicios se dedicó al teatro, y cuando el cine le dio la espalda, el francés decidió volver a subirse a las tablas de los escenarios. En 1991 finalmente compraría su propio teatro en país cumpliendo así un sueño suyo de la infancia. Durante su carrera Belmondo ha aparecido en más de 40 obras teatrales.

En el año 2011 recibió en el Festival de Cannes la Palma de Oro como reconocimiento a toda su carrera cinematográfica. Recibió también el León de Oro de Honor del Festival de Venecia y había sido condecorado en 2007 con la Legión de Honor en el grado de Comandante.