Este pasado viernes 2 de junio fallecía Jacques Rozier, cineasta francés alabado por la crítica cuyos primeros trabajos se dieron en el marco de la Nouvelle Vague a principios de los 60, aunque con una irregular y escasa filmografía. Tenía 96 años y llevaba sin dirigir un par de décadas, desde que en 2001 estrenara su sátira teatral «Fifi Martingale». A lo largo de su carrera nunca fue un cineasta muy popular como sus compañeros de generación, ya que contó con una distribución muy precaria de su cine para llegar al público, aunque fue aplaudido por su gran referente generacional, Jean-Luc Godard, mientras otro gigante como Jean Eustache le dedicaba igualmente alabanzas.
Nacido en 1926 en París, Rozier se formó en el Instituto de Altos Estudios de Cinematografía y empezó a trabajar como asistente en televisión. En los 50 ya había rodado cortometrajes como «Blue Jeans» o «Rentrée des classes», cuando en 1962 dio el salto al largo firmó «Adieu Philippine», su película más famosa, una comedia que narraba cómo tres amigos se iban de vacaciones a Córcega con la perspectiva de que uno de ellos se marcharía en breve a hacer el servicio militar.
En 1964 Rozier le dedicó un documental al cineasta Jean Vigo y se hizo cargo del making of de «El desprecio», de su colega Jean-Luc Godard, que protagonizaba Brigitte Bardot. El resultado fue un corto documental titulado «Bardot et Godard», y posteriormente fue espaciando sus proyectos. De este modo rodó otro largometraje, «Du cöté d’Orouët», en 1971, al que le siguieron «Les naufragés de l’île de la Tortue» en 1976 y «Maine Ocean» una década después. Al término de su carrera había rodado 7 películas, casi todas ellas comedias, y una veintena de cortos.