El actor israelí Chaim Topol, conocido por su papel en el musical de 1971 «El violinista en el tejado», por la que fue nominado al Oscar, ha fallecido este jueves 9 de marzo en Tel Aviv, según ha confirmado el presidente de Israel, Isaac Herzog. «Llenó las pantallas del cine con su presencia, pero sobre todo entró profundamente en nuestros corazones», ha escrito el mandatario israelí en su cuenta de Twitter, dando el pésame a la familia y amigos del actor.

Topol ha muerto a los 87 años, tras una larga batalla contra el Alzheimer, en su casa en Tel Aviv rodeado de su familia, según informaciones de The Times of Israel. Conocido principalmente por su interpretación de Tevye en la versión para el cine de «El violinista en el tejado» de Norman Jewison, interpretó también al personaje protagonista en numerosas ocasiones desde 1966 hasta su última función en 2009.

La carrera actoral de Topol comenzó mientras hacía el servicio militar en el ejército israelí, donde formó parte de la compañía artística Najal. Después se especializó en representaciones satíricas y participó en compañías de teatro realizando giras por los kibutz.

Aunque desde principios de la década de los sesenta ya había intervenido en alguna película, fue su papel protagonista en la comedia «Sallah Shabati» (1964), de Ephraim Kishon, lo que catapultó su fama internacional, llegando a ganar un Globo de Oro de actor revelación.

Inmediatamente después pasó a conseguir trabajos en la industria estadounidense, que iba alternando con la israelí. Antes de «El violinista en el tejado» ya había debutado en lengua inglesa en producciones como «La sombra de un gigante» (1966), con Kirk Douglas, John Wayne y Frank Sinatra, o la británica «Cadenas de libertad» (1968), una comedia bélica de J. Lee Thompson con David Niven.

Tras la nominación al Oscar, fue habitual ver al actor en títulos de envergadura como el biopic «Galileo» (Joseph Losey, 1975) que protagonizó. Pasó a convertirse en fichaje de lujo y prominente presencia física en superproducciones como «Flash Gordon» (Mike Hodges, 1980) o a comer pistachos con el 007 de Roger Moore en «Solo para sus ojos» (John Glen, 1981).

A pesar de tender a verse encasillado en roles marciales y de carácter fuerte, Topol se mantuvo fiel al tipo de comedias amables que habían cimentado su carrera, como «Sígueme» (1972), de Carol Reed, como un detective encargado de perseguir a Mia Farrow por Londres, por la que el israelí fue galardonado con el premio de mejor actor en el Festival de San Sebastián.