El maestro de la televisión en España, que fue hospitalizado este viernes, tenía una enfermedad degeneritiva

Narciso Ibáñez Serrador, pionero de la televisión en España, ha fallecido este 7 de junio a los 83 años en Madrid. Había sido ingresado en un hospital y desde hace años sufría una enfermedad degenerativa que le mantenía en silla de ruedas. Este mismo año fue homenajeado con el Goya de Honor de la Academia de Cine a su trayectoria y a todo su trabajo, «por abrir el camino a toda una generación de cineastas españoles y por su excepcional contribución al cine de género»

No resulta sencillo inscribir a Narciso Ibáñez Serrador en una sola categoría. A lo largo de su dilatada trayectoria profesional ha ejercido como director, guionista, productor y actor en multitud de obras destinadas al cine, el teatro y, sobre todo, la televisión.

Narciso Ibáñez Serrador nació en Montevideo, el 4 de julio de 1935. También conocido como «Chicho», y con el pseudónimo de Luis Peñafiel para firmar guiones, su infancia transcurrió muy cercana al mundo del teatro, acompañando a sus padres,los actores Pepita Serrador y Narciso Ibáñez Menta, en giras teatrales a través de América. Su debut en el espectáculo lo hizo siendo un niño en el primer doblaje al español del conejito Tambor de «Bambi» en 1943. Sólo contaba ocho años.

En 1947 llega a España, haciendo su debut como actor en 1951. Tras una intensa labor de formación, llega a estrenar, en tres años, 34 títulos. Se inicia como director presentando «El zoo de cristal», de Tennessee Williams. Su polifacética actividad hace que además de ser autor, actor y director teatral y director de cine, haya escrito novelas radiofónicas, y ha dirigido, realizado y escrito programas de todo género televisivo.

Es en este ultimo terreno donde su figura ha quedado indisolublemente ligada por un público que lo reconoce por su papel al frente de hitos televisivos en España como las «Historias para no dormir» o el concurso «Un, dos, tres». El trabajo de Chicho al frente de éstas y de la infinidad de series y programas en los que ha dejado su impronta ha sido determinante para comprender la evolución del medio televisivo en nuestro país.

Su periplo en la pequeña pantalla comenzó a finales de los cincuenta, escribiendo y realizando programas como «Los premios Nobel», «España y su teatro», «Obras Maestras del terror», «Cuentos para mayores», etc. En 1959 se estrena como autor, actor y director de la comedia «Aprobado en inocencia». Su trabajo tiene una gran proyección internacional y y comedias y guiones suyos han sido estrenados en Alemania, Portugal, Israel, Bélgica, Brasil y la totalidad de países de Hispanoamérica.

Aunque su trayectoria le llevó a transitar géneros de todo tipo, en los que siempre dejó su particular sello, fue en las producciones centradas en el suspense y el fantástico donde su huella ha sido más intensa. En 1966, Televisión Española comenzó a emitir uno de los proyectos más personales de Narciso Ibáñez Serrador, una colección de relatos con el misterio y lo sobrenatural en su punto de partida. A lo largo de las tres temporadas en las que permaneció en antena, «Historias para no dormir» reservó un espacio de la programación los miedos más profundos, y las pesadillas recurrentes que amenazan a los seres humanos. La propuesta, absolutamente rompedora con todo lo que hasta ese momento emitía la televisión en España, consagró a Ibáñez Serrador como uno de los nombres fundamentales del medio y uno de sus creadores más influyentes.

La serie ahondó la senda hacia esos géneros fronterizos con el terror, la ciencia ficción y el misterio a los que hasta hacía bien poco apenas se mostraba atención en el cine y la televisión nacionales. De hecho, fue el propio Chicho quien, a comienzos de la década de los sesenta, abriera el camino con otras series que pueden considerarse antecedentes directos de «Historias para no dormir». Obras maestras del terror como «Mañana puede ser verdad», en los que realizaba su propia versión de relatos de Bradbury o Stevenson, son claros ejemplos de la inquietud que siempre demostró por el género.

Entre los programas dramáticos realizados por Chicho Ibañez Serrador para la televisión se encuentran «El asfalto», una asfixiante historia para la que contó con un decorador de lujo, Antonio Mingote, «El televisor», mediometraje de 1974 en el que, con su acidísima visión de la sociedad, ofrece un feroz retrato del artilugio que le dio la fama o «Historias de la frivolidad», una crítica humorística a la historia de la censura realizada en una época en que era la reina del cine, el teatro, la prensa, la radio y la televisión en España.

En 1969 se inicia como director cinematográfico con la película «La residencia», con banda sonora de Waldo de los Ríos, que consigue un impresionante éxito de taquilla. Es un morboso filme de terror clásico, al estilo de la productora Hammer, ambientado en una escuela para señoritas en el siglo XIX, protagonizado por Lili Palmer.

En 1970 estrena en el Teatro Lara, de Madrid, la comedia en dos actos «El agujerito», que él mismo interpreta junto a Mari Carmen Prendes, Beatriz Savón, Marta Puig, Conchita Goyanes y Bárbara Lys.

En 1972 crea y dirige el más popular concurso emitido por TVE: «Un, dos, tres… Responda otra vez» presentado por Kiko Ledgard y con Valentín Tornos (en el personaje de Don Cicuta) en lo que llamaban amistosamente «la parte negativa» del concurso. Cosechó un éxito sin precedentes que se prolonga durante tres décadas hasta 2004. Realizó diez etapas con 411 programas emitidos.

En 1974 es nombrado director de Programas de TVE, puesto del que dimite a las pocas semanas. Realiza ese mismo año el telefilme «El televisor», basado en un relato del novelista Carlos Buiza, interpretado por Narciso Ibáñez Menta y que el realizador considera su programa favorito.

También en 1974 presenta el ciclo semanal de programas «Historias para imaginar» en Radio Nacional de España, con una inolvidable sintonía extraída de «On the Waterfront», de Leonard Bernstein. Incluyó una memorable versión de «El fantasma de la ópera», de Gaston Leroux, protagonizado por su padre y relatos de, entre otros, Joaquín Amichatis – «El Colonizador y El exámen» -, Ray Bradbury y Fernando Jiménez del Oso -«El regreso»-

En 1976, al tiempo que realiza una nueva etapa de «Un, dos, tres… Responda otra vez», estrena su segunda y última película «¿Quién puede matar a un niño?» rodada en inglés, basada en la novela de Juan José Plans «El juego de los niños».

Tras el rechazo de TVE de financiar en 1980 una serie de suspense llamada «Cartas al director» decide volver con una antología de películas de terror de todos los tiempos que él mismo prologa llamada «Mis Terrores Favoritos», que se emite por la Segunda Cadena. Junto a Luisa Armenteros presenta con gran éxito este espacio que contó con una segunda etapa en la temporada 1994-1995.

En 1982 realiza una corta tercera temporada de «Historias para no dormir», compuesta por: «Freddy», «El trapero», «El fin empezó ayer» y «El caso del señor Valdemar».

Tras la decepción de la cancelación de sus series de terror dedica todo su esfuerzo en la etapa más larga del concurso «Un, dos, tres… responda otra vez» entre 1982 y 1988 presentada por Mayra Gómez Kemp y donde llegaría a tener las cotas más altas de audiencia.

En 1989 realiza el concurso «Waku, Waku» presentado por Consuelo Berlanga sobre el mundo animal con la participación de personajes famosos. El programa volvería en 1998 presentado por Nuria Roca.

En 1990 consigue un nuevo triunfo al dirigir el primer programa dedicado al sexo de la televisión española: «Hablemos de sexo» presentado por la doctora Elena Ochoa y que obtiene un premio Ondas. En la temporada 1994-1995 vuelve a trabajar con la doctora Ochoa en «Luz Roja» un programa en la línea del anterior pero más centrado en diversos aspectos polémicos de la sociedad como la violencia o los malos tratos.

Ya con las televisiones privadas en el panorama audiovisual (1991) Ibáñez Serrador afronta las últimas etapas de «Un, dos, tres… responda otra vez» presentadas por el tándem Jordi Estadella y Miriam Díaz Aroca que obtendría de nuevo el beneplácito de la audiencia. En la temporada 1993-1994 renovó por completo el programa con la presentación de Josep Maria Bachs dándole un enfoque más cultural. A pesar de la calidad de esta etapa sólo se emitieron 18 programas.

Ibáñez Serrador logra de nuevo audiencias millonarias con la emisión de «El semáforo» presentado por Jordi Estadella donde artistas noveles deben someterse al veredicto del público que valoran con cachacarrazos o aplausos cada actuación. El programa dura dos temporadas y se emiten 72 programas entre 1995 y 1997.

En el año 2001 vuelve al teatro como actor y director con una nueva representación de la obra «Aprobado en inocencia» que retoma su titulo original, «Aprobado en castidad». Esta comedia se estrenó en 1960 en el Teatro Jardín de Mar del Plata, en Buenos Aires, Argentina. En España, en 1963, en el Teatro Lara interpretada por el autor junto a su madre, Pepita Serrador.

En 2002 estrena otra obra de teatro ganadora del Premio Lope de Vega de la que es autor «El águila y la niebla» interpretada por Luis Merlo. En el año 2004 volvería con una nueva versión de «Un, dos, tres… Responda otra vez» enfocada a incentivar la lectura y presentado por Luis Larrodera. Aunque empezó con una gran audiencia el programa fue cayendo y solo se llegaron a realizar 19 emisiones.

Su último trabajo fue la dirección en 2005 de un episodio de la serie de películas para televisión para Telecinco «Películas Para no dormir» titulado «La Culpa» y en el mercado internacional «The Room Upstairs». La protagonizaron Nieve de Medina y Montse Mostaza.

En 2009 la primera edición del Festival Seminci TV de Valladolid le otorgó su premio de honor por su contribución al desarrollo de la televisión en España. Chicho Ibañez Serrador posee además numerosos premios tanto por su actividad cinematográfica y teatral como televisiva: Por la película «La residencia» obtuvo el Premio a la mejor película, en el Festival de Taormina de 1976, y por «¿Quién puede matar a un niño?», el Segundo Premio a la mejor película, en el Festival de Avoriaz 1976.

En 2000 recibió el Premio Lope de Vega, dotado con dos millones de pesetas, por su obra de teatro «El águila en la niebla», que donó a la Fundación Casa del Actor. Un año después, fue distinguido con el Premio «Toda una vida» de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión (ATV). Reconocido en cuatro ocasiones con el Premio Ondas, en 2003 y con motivo del 50 aniversario de la institución de los galardones, recibió el Ondas de Oro a su trayectoria profesional. Este mismo año la Academia de Cine le había reconocido con el Goya de Honor.