El escenario se transforma en un plató del Hollywood de los 50 plagado de canciones de Cole Porter e Irving Berlin
El Teatro Nacional de Catalunya inaugura temporada con esta adaptación de la famosa obra de Shakespeare «Mucho ruido y pocas nueces». Angel Llàcer ha respetado el texto original traducido al catalán por Salvador Oliva y ha contado con la magnífica dirección musical de Manu Guix. A partir de aquí el teatro se transforma en un plató de cine en el Hollywood de los años cincuenta, y así empieza un espectáculo plagado de canciones de Cole Porter e Irving Berlin.
«Mucho ruido y pocas nueces», es quizá la obra de Shakespeare que más se presta a modernizar. Los diálogos son muy fluidos y el lenguaje fácil de comprender y eso hace que todo el mundo lo considere como propio. Los amores y desamores de los protagonistas dan una mezcla de ligereza y ecos sentimentales que hacen a sus personajes y las intrigas que urden cautivadores al espectador. Las canciones de los años 50 y algunos homenajes a famosa películas como «Un día en Nueva York» o «Cantando bajo la lluvia» quedan perfectamente integradas en el espectáculo.
De los casi veinte actores en escena, que da la impresión de estar disfrutando con la representación tanto como el público, destacaría a David Verdaguer que en el papel de Benedicto esta en algunos momentos fantástico.
Todos los actores cantan en directo acompañados de la orquesta integrada en e escenario.
Es la gran apuesta del Teatro Nacional para esta temporada y la venta de entradas está funcionando muy bien. De todas formas yo creo que con un poco mas de rodaje, funcionará mucho mejor este espectáculo.