EL DRAMA DE GARCÍA LORCA DESDE ESTE VIERNES EN EL MARÍA GUERRERO DE MADRID

La actriz Silvia Marsó encabeza el reparto de «Yerma» un montaje dirigido por Miguel Narros que se estrenará este viernes 11 de enero en el Teatro María Guerrero y que lleva al escenario del Centro Dramático Nacional las reflexiones de su autor, Federico García Lorca, sobre las grandes tragedias de la humanidad y la opresión que, aún a día de hoy, sufre la mujer en todo el mundo. La música es del desaparecido cantaor Enrique Morente.

Elogiada por la mejor crítica, desde Unamuno a E. Díez‐Canedo, «Yerma» (1934) es, tal como la definiera el propio Federico García Lorca (1898‐1936), «la imagen de la fecundidad castigada a la esterilidad» dentro de ese dramático juego universal en el que se mueven las criaturas lorquianas: la oposición entre las fuerzas de la vida, con su destino de libertad, y la opresión que sobre esas fuerzas se vuelca incluso hasta llegar a la muerte.
Esta producción que ahora llega al María Guerrero, guarda muchas similitudes con la que ya abordó hace 15 años Miguel Narros, como la música de Enrique Morente, compuesta para aquella ocasión. El elenco lo completan, entre otros artistas, Marcial Álvarez, Iván Hermes, Eva Marciel, María Álvarez, Paloma Montero y Roser Pujol.
El rol social de la mujer en un pueblo español a principios del siglo XX parece estar condenada a las labores domésticas y la maternidad, delineando esta perspectiva la estructura familiar. La pieza teatral que se origina en el libro, fue escrita por Federico García Lorca en el año 1924 y puesta en escena por primera vez en Madrid bajo la interpretación de Margarita Xirgu.

En «Yerma» los prejuicios sociales toman cuerpo en el personaje femenino que da nombre a la obra y van construyendo la narración a través de sus padecimientos y reflexiones. Narros señala que la Yerma de este montaje supone «una vuelta al principio, a la Yerma más desnuda, a la esencia de la obra: el drama de una mujer que cree que ha nacido fértil y no logra ser madre. Y también el drama de la tierra en la que vive: la Andalucía más árida, mal repartida y mal cultivada, que tiene que soportar largos periodos de sequía».
En este montaje, para el que se ha creado un entorno escenográfico telúrico a cargo de Mónica Boromello, se han potenciado mucho los símbolos: «el agua como elemento fecundador y la tierra como madre, junto al aire que lleva los sonidos lejanos y el fuego que arde en el interior de los personajes», explica Narros.