El actor Michael J. Fox, conocido sobre todo por su papel en la saga cinematográfica «Regreso al futuro», ha recibido un Oscar honorífico por su labor al hablar y visibilizar la enfermedad de Párkinson, que sufre desde 1991, con el objetivo de lograr fondos para estudiar este mal que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Ante un auditorio en pie que le dedicó la ovación de la noche, un emocionado Fox recogió en el hotel Fairmont Century Plaza el galardón Jean Hersholt Humanitarian de manos de su amigo Woody Harrelson durante la gala de la decimotercera edición de los Governors Awards celebrada en Los Ángeles este 19 de noviembre.

«Toda tu obra aporta una gran humanidad, has demostrado cómo luchar sin perder la fe en el arte. Nunca has querido que sintieran pena por ti. Víctima, nunca; inspiración, siempre. Además de talentoso, eres una gran persona». Así presentó Harrelson al actor que interpretó a Marty McFly.

En cuanto Fox se puso de pie, los presentes -profesionales de todos los sectores involucrados en el cine y periodistas principalmente- hicieron lo mismo y, como muestra de respeto y cariño, aclamaron a un hombre que lleva luchando contra la enfermedad de Párkinson durante los últimos 32 años.

«Bueno, la canción «No surrender» (Bruce Springsteen) siempre ha sido mi himno personal, así que ha sido fácil. No es para tanto», bromeó el actor al recoger este premio honorífico, que adopta la misma forma de estatuilla que los Oscar convencionales.

Fox quiso agradecer a los 54 miembros de la Academia de Hollywood que optaron por él para ganar el galardón en esta edición y a las personas que trabajan en la fundación que porta su nombre y que está enfocada en la investigación del párkinson.

Sin embargo, fue al mencionar su enfermedad cuando más afloraron los sentimientos entre un público repleto de estrellas de la gran pantalla, como Cate Blanchett, Jamie Lee Curtis, Jessica Chastain, Ana de Armas, Kevin Feige, Colin Farrell, Brendan Fraser o Tom Hanks.

«No nos engañemos, es una putada que me lo diagnosticaran con 29 años. No aplaudáis, esto es así, son cosas que pasan y es sinónimo de estar vivos», explicó para acabar afirmando alegremente que, «digan lo que digan, nadie podrá negar» que en los 80 fue «un actor muy famoso».

Otro de los momentos más destacados fue el reconocimiento al director Peter Weir, autor de películas de culto como «Gallipoli» (1981), «Sin miedo a la vida» (1993), «El show de Truman» (1998) o «Master and Commander, al otro lado del mundo» (2003), aunque la obra que todavía acompaña de forma permanente a su figura es «El club de los poetas muertos» (1989) 33 años después de su estreno. Precisamente fue al protagonista de este largometraje, Robin Williams, a quien dedicó el premio con un íntimo discurso.

«Ojalá estuviera aquí para disfrutarlo juntos y para poder trabajar con él. Adoraba preguntarle: «¿Puedo dejar que te concentres en algo cinco minutos?». Era tan disperso… pero de ahí nacía su creatividad», relató el cineasta, que se despidió definiéndose como «un mero artesano del cine».

Estos premios honoríficos, celebrados este año en el hotel Fairmont Century Plaza de Los Ángeles, también reconocieron la trayectoria de la directora Euzhan Palcy y a la compositora Diane Warren. El evento transcurrió en un ambiente de gran cordialidad entre otras figuras de la industria que aprovechaban los descansos para levantarse de las mesas donde se encontraban cenando y charlar con otros compañeros repartidos por la sala.