Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga acabaron de rodar a cuatro manos «Esa pareja feliz» el 6 de octubre de 1951. La película no se estrenaría hasta años después, cuando el éxito de «Bienvenido Mr. Marshall» creó la oportunidad de estrenar una película diferente. Con Fernando Fernán Gómez como protagonista, la cinta convierte al cine en el
vehículo de un retrato nacional de las pequeñas cosas. El 24 Festival de Málaga ha proyectado como Película de Oro de este certamen una copia restaurada por la Filmoteca Española para aunar un cúmulo de efemérides que tienen que ver con muchas de las personas más insignes del celuloide hispano. En la mesa redonda previa al visionado, junto a los hijos de los protagonistas (Fernando Fernán Gómez, José Luis García Berlanga, María y Miguel Bardem), la voz de José Sacristán resumía la importancia de los homenajeados: “Estos personajes irrumpen en la cultura del país y marcan un antes y un después”.

Antes de que el público del Albéniz escuchase las historias que rodean a la película y el contexto de la obra de mano de los hijos de los protagonistas y conducidos por Luis Alegre, el ministro de Cultura José Manuel Rodríguez Uribes confirmaba en un mensaje de vídeo a los asistentes que el próximo 6 de octubre se celebrará el primer Día del Cine Español. “Coincide con un trienio de centenarios. No sólo el nacimiento de Berlanga, también el de Fernán Gómez, Lola Gaos; el próximo año Juan Antonio Bardem o Tony Leblanc y en el 2023, entre otros, Lola Flores. Es una magnífica ocasión para reconocer a la magnífica generación de actores españoles. Entre todos los films, «Esa pareja feliz» nos permite rendirles homenajes, argumentaba Rodríguez Uribes que relató los artistas del cine español más destacados de esa época.

Con esa conmemoración en la agenda, la mesa redonda guiada por Luis Alegre confirmó el respeto y la buena relación entre los dos directores y el protagonista de la misma a pesar de que sus carreras no se cruzarían en el futuro. Bardem y Berlanga se encontraban al borde de la treintena de edad cuando rodaron esta película con la productora Altamira que consiguió 100.000 pesetas para levantar el proyecto porque uno de sus socios salvó de ahogarse a una persona que accedió a poner el dinero cuando el guion estaba en vía muerta. “Estaban con el guion sin saber qué hacer, llegó este señor, lo puso y empezaron. Tenían un decálogo de qué podían y qué no podían hacer cada uno de ellos. Fueron bastante
organizados, uno para dirigir a los actores y otro la parte técnica. “En la escena que ruedan el teatro, mi padre oyó a Berlanga decir a un actor, «tienes que mirar al director». «Tienes que volver a mirar al director», repetía. Mi padre se cabreó y dijo, ¡El director soy yo!” recordaba Miguel Bardem sobre el rodaje.

El acto de la Película de Oro se prestó también a la parte personal y sentimental de los homenajeados: “La falta de impostura. Había una forma de naturalidad para relacionarse con ellos. Era imposible cualquier actitud que no pasase por una forma de legitimidad a la hora de enfrentarse a la vida. La relación con esta gente, en la España de aquel tiempo, tenías la percepción de estar ante un acontecimiento. Hay una especie de enigma, más allá del trabajo, en la vida, había una manera de relacionarte con ellos, aunque no quisieras, tenías que ser mejor. Para estar a su alrededor no podías ir de falso humilde, tenías que despojarte de todo, se daba la vida en directo con ellos. Un punto de cierto enigma al que acercarse. Siempre quedaba una puerta ahí y no sabías qué había detrás, pero la curiosidad te impulsaba a estar con ellos”, relató José Sacristán.

Más íntimos fueron los recuerdos de los hijos de los protagonistas. “Siempre dijo que no le interesamos hasta que pudo hablar con nosotros a los 14 o 15 años. En casa era un padre burgués normal. Lo que sí nos enseñó fue la independencia fuera de ideologías y a creer en nosotros. Mi padre quería a Juan Antonio muchísimo. Se quisieron y respetaron hasta el
final”, indicó José Luis García Berlanga.

“Era un ser encantador, estar con él transmitía energía, positividad y coraje. Siempre era positivo, trataba de sacar lo mejor de cada situación. Seguro que tendría un lado oscuro, pero no lo sacaba. Como hija mayor tenía un Edipo que no cabía por la puerta. Quise seguir a su lado como script. Decía, me llevo a la niña de script, no voy a poder ligar”, rememoraba María Bardem.

Para Fernando Fernán Gómez, la imagen exterior de su padre no cuadraba con la persona que era: “Era todo lo contrario a lo que últimamente se dice de él. Era la persona más entrañable y cariñosa que he podido conocer. Era una enciclopedia, sabía de cualquier cosa que se hablase. Mis padres se separaron siendo yo muy joven y hasta los 14 o 15 años no
volví a retomar la amistad con mi padre. A partir de ahí fue la persona más importante que ha habido en mi vida”.

La amena charla de una hora dejó paso a la película, cuyos derechos están actualmente en poder de Jordi García Candau, miembro de la Academia de Televisión, que la ha cedido para que la Filmoteca Nacional la restaure en formato 4K.