El documental de Arne Glimcher explora cómo los fundadores del cubismo fueron unos ardientes fans del cine pionero

El discursivo documental de Arne Glimcher (2008), que se estrena el próximo viernes 4, en Nueva York, demuestra que el cine desde los Hermanos Lumière y Thomas Alba Edison, fue una decisiva influencia formativa para la pintura Moderna, especialmente para el Cubismo. Con prolíficas imágenes comparativas, se visualiza cómo el Cubismo fundado por Piccaso y Braque en 1907pudo trasvasar las revolucionarias imégenes con los retratos del espacio, tiempo y movimiento a arte.

Las imágenes cinematográficas pudieron por primera vez permitir a sus autores congelar bloques de tiempo, y analizarlos en diversas velocidades. Los cubistas, que compartimentaban imágenes desde diversas perspectivas, pudieron querer hermanar las dos nuevas artes. El documental incluye las palabras de ilustres bustos parlantes como Martin Scorsese y Robert Greenhut, que coprodujeron con Glimcher, así como de Julian Schnabel, Chuck Close y Eric Fischl.

Y también está el artista de video Robert Whitman, el mejor articulado, que analiza la relación del cine con las pinturas de ambos. Hay muchas imágenes del cine «slapstick» de los pioneros y especialmente los mágicos trucos fotográficos de Georges Méliès, que más tarde Picasso incluyó en sus pinturas. Picasso, fue un incansable devorador de la cultura popular, y vió su primera película a los 15 años en 1896.

Más tarde, el malagueño de convirtió en un ardiente seguidor de Charles Chaplin. Junto a Georges Braque llegaron a fundar un cine-club. Se dieron el uno al otro los apodos de Orville y Wilbur. El documental concluye que toda innovación tecnológica induce a una revolución artística. Como dice Scorsese, un formidable campeón del cine como arte: «El Cubismo no fue un estilo, sino que una revolución que instigó un profundo cambio en las formas.» Y concluye que las películas fueron el motor detrás de esa revolución.