Mario Hernández ha presentado este martes en el Festival de Cine de Málaga «Tregua (S)», un largometraje generacional que incita a hacerse preguntas y a generar debate sobre el amor y la pareja. Protagonizado por Bruna Cusí y Salva Reina, la cinta aborda temas tan cotidianos como la infidelidad, el paso del tiempo, la eterna duda sobre si tener hijos o no, o la incertidumbre frente a la inestabilidad laboral a traves de diferentes ncuentros en hoteles de una paraja de amantes, que trabajan en el cine y que están debidamente casados con sus respectivos cónyuges.

Hernández ha dirigido y escrito el guión «muy conversacional» que desarrolla una historia de «antiamor» protagonizada por Bruna Cusí y Salva Reina. Ambos interpretan a una «antipareja», dos amantes infieles que reflexionan e invitan a reflexionar sobre diversos temas, desde el poliamor, a la monogamia o la posibilidad de mantener una relación sentimental con dos personas a la vez. «Lo interesante de la película es que no cae en emitir juicios de valor. Se limita a exponer una realidad para que sea el espectador quien reflexione, se haga las mismas preguntas que los personajes principales y emita sus propias conclusiones. Lo más bonito de la película es el diálogo entre los protagonistas, que se puede extrapolar perfectamente a la cotidianidad de cualquier pareja», ha argumentado. Basándose en el peso que tienen los diálogos en su cinta, el director también ha explicado que ha intentado romper barreras de géneros. «No es una comedia, pero es divertida. No es un drama, pero es emotiva». Y para ello ha explicado que ha tomado como referencias «El apartamento», de Billy Wilder y «La cama», de Mónica Lairana. Este largometraje se presentó como proyecto hace dos años y poder presentarlo ahora ha sido «casi como un acto de justicia poética».

Por su parte, Bruna Cusí ha confesado que tuvo que replantearse y quitarse ciertos prejuicios para abrazar al personaje con sus defectos y sus contradicciones. Del mismo modo, Salva Reina ha destacado que la historia no se acaba cuando termina la película, sino que continúa más allá y sigue generando debate y conversación incluso cuando sales del cine. Sus personajes principales llevan juntos diez años como «antipareja» y a lo largo de los años no solo cambian ellos mismos, sino que también cambian las palabras o la terminología para definir diferentes sentimientos. Y a pesar del amplio vocabulario del que disponemos hoy en día, «cada vez nos cuesta más encontrar las palabras apropiadas para expresar sentimientoscomplejos. La búsqueda constante de nuevas palabras ocurre porque las que teníamos no satisfacen la complejidad de sentimientos, que a la par se vuelven más complejos conforme pasan los años, precisamente por la dificultad que implica comunicarlos·», ha relatado Hernández.

Salva Reina ha confesado que ·»probablemente ésta sea una de las películas que tenga más de él mismo, de su propia personalidad». Se ha mostrado seguro de que una amplia horquilla de espectadores se va a sentir muy identificado con esta historia, especialmente desde los 20 hasta los cuarenta y tantos», ha puntualizado. Tanto Reina como Hernández explicado que el guion, concebido hace cinco años, se fue transformando conforme se rodaba. En este proceso los actores aportaron mucho a la película. Había que introducir cambios, matices y hacerlo suyo, de los propios personajes, ya que de lo contrario se corría el gran riesgo de que fuese plano o muy teórico, ha concluido.

El principal problema de la película está en su realización. Concebida a base de larguísimas secuencias en interiores, parece pedir a gritos la utilización de planos-secuencia, que mantengan la continuidad de la acción, y no trocear esta en planos y contraplanos que resultan falsos y que perjudica mucho a «tregua’s». Además, mientras Bruna Cusí está excelente y arriesga mucho, Salva Reina no perece creerse su personaje y no tiene demasiada química con Cusí.