El director presenta en Huesca una retrosfectiva de su obra

Luc Moullet, cineasta considerado como la mirada irreverente y cómica de la nouvelle vague, está en Huesca, invitado por el Festival de Cine, para presentar una retrospectiva sobre su obra. Este martes día 8 mantendrá un encuentro con el público y los medios de comunicación.

La obra de Luc Moullet llena la sección Directores de Culto del 38 Festival de Huesca. La obra de Moullet (París, 1937), cineasta, crítico y profesor francés, miembro de la Nouvelle Vague, es irreverente y excéntrica. Sus películas, en las que a menudo actúa, destacan por su mirada cómica, su apuesta por la subversión de los géneros cinematográficos y están impregnadas de un curioso realismo conceptual. La labor de este franco tirador del cine francés ha sido reconocida por colegas de la talla de Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Jonathan Rosenbaum o Jean-Marie Straub, que lo ha definido como «el único heredero al mismo tiempo de Buñuel y Tati”.
Moullet empezó su labor como crítico de la revista Cahiers du Cinéma a los dieciocho años. Su primer cortometraje, «Un steak trop cuit» (1960), fue creado con la idea de ser proyectado antes del filme de Jean-Luc Godard «Le Petit Soldat» (1963), pero la película fue prohibida por su contenido político. Tras una fría acogida de otros de sus cortometrajes, Moullet volvió a ejercer como escritor elaborando importantes obras sobre directores como Fritz Lang, Cecil B. DeMille o el propio Godard.
Su primer largometraje «Brigitte et Brigitte» (1966), la historia de dos jóvenes francesas del mismo nombre que comparten un apartamento en París, ofrece cameos de Samuel Fuller, Claude Chabrol, Eric Rohmer y André Téchiné. Al año siguiente, filmó «Les Contrebandières». En 1971 rodó su primer largometraje a color, «Une aventure de Billy le Kid», un western psicodélico con Jean-Pierre Léaud, cuya versión original no fue estrenada en Francia. Moullet decidió entonces doblarla al inglés, escogiendo una voz incongruente con la complexión delgada del protagonista como un tributo a las películas clase B, un subgénero que le apasiona y cuya estética a menudo emula en sus producciones.
A lo largo de los años setenta, su trabajo más notable fue «Anatomie d’un Rapport» (1976), donde se ocupó de parodiar filmes dramáticos y pornográficos. A principios de los ochenta, sin embargo, se volvió más prolífico intercalando largometrajes con cortometrajes humorísticos. En 1987, a sus cincuenta años, con «La Comédie du Travail» ganó el premio Jean Vigo en el festival de Cannes, que usualmente se otorga a directores jóvenes. A partir de los años noventa, comenzó a rodar a paso firme. Entre sus últimos trabajos, destacan «La Prestige de la Mort» (2007) y «La Terre de la Folie» (2009). Esta última, que aborda desde el documental la tendencia a la locura de los habitantes de la región de los Alpes del Sur, de donde es originaria su familia, fue proyectada en el Festival de Cannes y forma parte de la retrospectiva que se proyecta en el de Huesca.