El espectáculo “Jamming Sessions”, que estos días ha vuelto al Teatro Maravillas de Madrid, cumple 20 temporadas sobre las tablas. Sus intérpretes, Juanma Díez, Lolo Diego y Paula Galimberti, se preguntan: “¿Cómo hacer reír durante 20 años y no morir de éxito?”. Se trata de un espectáculo de improvisación, aunque con mucho trabajo detrás, un espectáculo lleno de empatía y gracia, en el que los actores se ven obligados durante los 90 minutos que dura la representación a cumplir estrictamente con la premisa de Baudelaire: “Hay que ser sublime sin interrupción”. “Jamming Sessions” se ha representado hasta el momento en 23 ciudades españolas, en varias capitales europeas (Milan, Berlín y Lisboa, entre otras), y en países como Colombia y Chile.

Estos cómicos hacen un humor blanco pero no blando, un humor que baja a toda velocidad por una carretera de curvas junto a un acantilado, pero nunca se despeña hacia lo hiriente o grosero, sino que frena y continúa. La acción la llevan dos actores en cada sketch. Otro queda detrás, para intervenir si resulta necesario. ¿Humor blanco pero no blando? “Totalmente. Nos identificamos por hacer funciones respetuosas en cuanto a no forzar a ninguna persona del público a salir al escenario o a hacer algo que no le apetezca. No nos gusta la irreverencia por la irreverencia, ni atacar o llegar a extremos y resultar desagradables por el único fin de parecer transgresores o modernos Pero si el título propuesto por el público, el contexto lo permite, y estamos en una situación social que podamos parodiar, como la situación del rey emérito, el aborto, la religión, la maternidad o paternidad, lo hacemos sin remilgos y de manera responsable, llevando la situación imaginaria hasta el extremo que creamos sea necesario artísticamente”, explican.

Pero al contrario que en aquella remota canción, 20 años son mucho. Por eso los intérpretes de “Jamming” realizan un continuo trabajo de reciclaje. “Renovarnos nos resulta fundamental. Y nos renovamos creando estilos nuevos, modificando las sugerencias del público, adaptándonos a los cambios sociales, haciendo permanentemente de “Jamming…” un espectáculo contemporáneo”, afirman.

Detrás de cada momento de improvisación se intuyen muchos ensayos. Y está la capacidad de los intérpretes para improvisar frases humorísticas en un espectáculo con mucho público joven. “El humor es el género que más atrae, quizás por los momentos complicados que nos está tocando vivir desde hace ya unos años. Nos gusta pensar que contribuimos a despertar en los jóvenes cierta alegría. Y también motivación. Nos aterra que si consultamos las estadísticas encontramos un índice muy alto de suicidios en esa franja de edad. Todo lo que sea contribuir a que los jóvenes encuentren motivaciones y optimismo nos da mayor valor. Numerosos ayuntamientos y colegios se sirven de nuestras sesiones “Jamming” para acercar a los jóvenes al teatro de manera fresca y divertida.

Tiene “Jamming” un improvisador invitado, distinto cada noche. Porque cada función es diferente. Y es visible la influencia que esta compañía ha ejercido a lo largo del tiempo en otros grupos dedicados a la improvisación. Son, pese a su juventud, veteranos maestros en busca de 90 minutos de teatro risueño.

(Publicado en Andalucía Información)