La película sigue a cinco niños vagando por los campos germanos en los días en que los aliados se hacían cargo del país

«Lore», de Cate Shortland no es una fábula mágica, pero se siente como tal: una fábula misteriosa y oscura de un grupo de niños hambrientos y asustados que caminan por bosques peligrosos plagados de aliens y demonios. Es un film basado en un masivo misterio en que los críos van a la deriva sin mapa o compás. Lore es la niña mayor, de 14 años e interpretada por Saskia Rosendahl y es una antipática protagonista que atraviesa los bosques bávaros en la primavera de 1945. Hitler ha muerto y la resistencia alemana a las fuerzas aliadas ha colapsado.

Con Lore caminan la hermana más joven, Liesel (Nele Trebs), los gemelos Jürgen y Günter (Mika Seidel y André Frid) y el bebé Peter (Nick Leander Holaschke). Su destino está a 500 millas, en la granja de la abuela Omi (Eva-Maria Hagen). En la escena de apertura, el padre, el oficial nazi Vati (Hans-Jochen Wagner) y la mamá Mutti (Ursina Lardi) destruyen papeles incriminadores, matan al perro familiar y empaquetan escasas pertenencias. Deben separar sus caminos, esperando no verse nunca más ni a los niños. Les dan dinero y joyas, para que los cambien por comida y ordenan buscar a la abuela. El padre vuelve a lo que queda del ejército tedesco y la madre se encamina a un campo de concentración estoicamente.
El guión ha sido escrito por la australiana Shortland junto con Robin Mukherjee, director de «Somersault» a partir de la novela «The Dark Room» de Rachel Seiffert. El espectador sufre la famina de Lore y sus hermanos. Hasta que los niños alcanzan su destino, «Lore» existe en un mundo surrealista, un limbo sin tiempo en el que se mezclan el horror con la belleza. Y se muestra el contraste entre unos alemanes bajo el schock y la belleza del mundo natural. Dado que caminan, la fotografía de Adam Arkapaw se come la geografía y estudia la vida animal natural como si el film fuera una caminata entre la catástrofe. Y dado que se desarrolla en la naturaleza, hay edificios destruídos pero no ciudades bombardeadas. No hay estereotipos nazis o en quien descargar el odio. Y las fuerzas victoriosas de ocupación son tanques destruídos y soldados en los checkpoints, únicamente. Allí donde llegan Lore y sus hermanos, hay fotos de víctimas de los campos de concentración. Los testigos dicen que son falsas, tan sólo propaganda. Lore se reconoce viciosamente anti-semita.
La relación más importante es la que Lore establece con Thomas (Kai Malina), un enigmático hombre maduro que lleva papeles con su identidad judía, aunque la foto no coincide con su físico. La primera vez que se encuentran en una plaza, se produce un contacto visual especial. Cuando se reencuentran adopta el rol del hermano mayor de ella y se encarga del bebé. Ambos realizan una danza de curiosidad, atracción y repulsión. En un momento dado, ella coge su mano y la apoya en su cuerpo turgente. Pero él permanece inescrutable, no sabemos nada de su pasado. Y ella no le pregunta. Sólo al final, Lore se da cuenta del impacto que el viaje a tenido sobre ella. Ha perdido su fe, pero vuelve a ser una princesa aria llena de odio.
«Lore» se pudo ver en la competición de la pasada Semana Internacional de Cine de Valladold. Este fin de semana se estrena en Nueva York y Los Angeles. Hablada en alemán con subtítulos en inglés. 108 minutos.