Sinopsis
Se reedita, con una nueva traducción, esta obra de culto de la ciencia ficción, en la que Frank Herbert prosigue su serie de libros en torno al universo Dune. El libro es la continuación de «Dune», el primer libro de la serie (que fue llevado al cine por david Lynch) que Herbert había escrito en 1964. Frank Herbert continua la historia de Paul-Muad’Dib, el joven heredero al Ducado de la Casa Atreides. Han pasado doce años, gracias a su victoria en la Batalla de Arrakeen ha tomado el control del Imperio del millón de Mundos de las manos del Emperador Shaddam IV de la Casa Corrino, y se han librado dos cruzadas en los mundos del imperio para extender la religión Fremen. Arrakis es un mundo desierto, en pos del sueño de convertirse en un paraíso, y cuna de mil guerras que se han extendido por todo el universo. Paul Atreides, proclamado doce años antes gobernante de los fremen mediante una guerra santa, es un personaje perturbado por la sombra dominante de su hermana Alia y por el culto a su propia persona y mito. Frente a él se hallan los grandes intereses económicos, políticos y religiosos que sacuden las esferas de influencia del hombre: la CHOAM, la Cofradía Espacial, el Landsraad, la Bene Gesserit… todo ello conformando una poderosa trama conspiratoria.
Frank Herbert (8 de octubre de 1920 – 11 de febrero de 1986) es uno de los mejores autores de ciencia ficción de todos los tiempos. Con esta segunda novela, el laureado autor nos acerca mucho más al devenir histórico, político y religioso del universo de «Dune». Nació en Tacoma, Washington. Trabajó en múltiples trabajos como fotógrafo, cámara de televisión, presentador de radio, incluso de pescador de ostras o analista. En 1965 presenta «Dune» con gran éxito de público y crítica, consigue el premio Hugo y el premio Nébula además del premio Internacional de Fantasía (junto con la novela «El señor de las moscas»). Después ampliaría esta novela con otras cinco más hasta su muerte, continuando otros escritores con otros títulos pero con la misma referencia. Gran parte de su obra refleja su interés por la ecología y la psicología. En sus últimos veinte años y junto con su familia residieron en una «granja biológica», primero cerca de Washington y más tarde en Hawaii, viviendo de forma autosuficiente y en pleno contacto con la naturaleza.