Sinopsis
Para algunos el cine es la gran fábrica de la fantasía. Para otros, por el contrario, el cine es una verdad repetida veinticuatro veces por segundo. Quién sabe. Quizá todos tengan parte de razón, quizá el cine sea ese lugar, tan parecido a los mitos antiguos, donde la verdad y la acción se hacen una. ¿Y qué mejor caldo de cultivo para las leyendas urbanas? El mundo del cine ha sabido crear y recrear sus propios mitos de celuloide de manera inmejorable y con ellos ha abordado todos los géneros: los hay cómicos, trágicos y tragicómicos; los hay auténticamente terroríficos y, por supuesto, los hay con una gran X para los mayores de dieciocho.
Héctor Sánchez ha investigado y nos relata las mejores leyendas urbanas, bulos y demás malentendidos relacionados con las grandes figuras y películas de la historia del cine. Todos estos episodios están narrados con un preciso conocimiento hasta de los más mínimos (y a veces escabrosos) detalles, pero también con el humor que requiere la ocasión, y David Sánchez ilustra cada una de las historias de forma incomparable.De modo que el lector se encontrará con muertos en pleno rodaje (pero de los que no se levantan) y con actores que renacen de sus cenizas e incluso de sus tumbas; secretas adicciones y también inverosímiles habilidades sexuales de las que abren las puertas de Hollywood; mafiosos de los de verdad que entran y salen de escena junto con grandes presidentes que consiguen también su papel; sesiones de maquillaje literalmente letales y películas que bien se ganaron el apelativo de malditas; duelos de directores (cuando no peleas en el barro) y escaramuzas de grandes divas sin escrúpulos; falsos rodajes y también, por supuesto, rodajes en falso; tórridas imágenes subliminales escondidas en los más tiernos largometrajes, e incluso orgías con enanos… Un alucinante recorrido por la historia secreta y paralela del séptimo arte.
Historias sensacionales, ora oscuras, ora luminosas, hilarantes y extravagantes casi todas y contadas sin asomo de sensacionalismo. Como la supuesta criogenización de Walt Disney y el origen español del padre de Mickey Mouse, que habría nacido en Mojácar y llenaba sus películas infantiles de subliminales imágenes sexuales; los cadáveres que se colaron de rondón en el rodaje del «Mago de Oz», entre ellos el de un enano que aparece ahorcado, –por despecho o por despido– o las trágicas muertes de Bruce Lee o la ¿decapitada? Jayne Mansfield. Bienvenidos a la otra verdad del cine.
Cuenta el séptimo arte con un mitología propia, escabrosa a menudo y muy divertida. Bulos, leyendas e historias mil veces reescritas y tergiversadas en las que conviven lo cómico, lo trágico, lo tragicómico, lo terrorífico y lo directamente pornográfico. Como la historia del pene –presunto y extirpado– de Jamie Lee Curtis, hija de Tony Curtis y Janet Leigh, nacida hermafrodita. O la del muy real miembro viril del superdotado Errol Flynn, capaz de tocar el piano sinmanos para asombro de la mismísima Marilyn Monroe. No en vano, la actriz contó a Truman Capote que vio a Flynn aporrear el piano con la verga interpretando «You Are My Sunshine» en un fiesta desmadrada.
Destripa Sánchez las maldiciones de cintas como «La semilla del diablo», «La profecía», «Poltergeist» o «El exorcista», que batió récords de muertes en el rodaje y entre los miembros de equipo. O el infernal rodaje de «Blade Runner», que provocaría el descalabro de marcas como Atari, Coca-Cola, Pam-Am, RCA o Bell System, que apostaron por figurar en en los luminosos de aquel apocalíptico Los Ángeles de 2019. A varias les salió por la culata. Algunas entraron en crisis y otras desaparecieron.