ESPEJOS EN LA NIEBLA: UN ENSAYO AUDIOVISUAL DE BASILIO MARTÍN PATINO

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    Autor: ADOLFO BELLIDO LÓPEZ, AURORA FERNÁNDEZ POLANCO, FRANCISCO JAVIER FRUTOS ESTEBAN Y MILAGROS LÓPEZ MORALES
    Editorial: FESTIVAL DE CINE DE HUESCA. 62 PAGS.
    Estilo: Blanco y negro
    Páginas: 62
    Precio: 10€

    Sinopsis

    Libro editado por el Festival de Cine de Huesca en su colección «Huesca de Cine” didicado al director Salmantino Basilio Martín Patino con motivo del homenqaje que en 2009 le dedicó el certamen y que utiliza el título de famosa exposición itinerante, audiovisual y cinematográfica, dedicada al cineasta. El volumen, como otros de la colección, lleva incluido un DVD con los materiales de dicha exposición.

    La publicación es un repaso al trabajo del director desde distintos ángulos con miradas divergentes pero convergentes en él: Aurora Fernández Polanco firma el primer capítulo del libro, «Patino: un caleidoscopio dotado de conciencia”; Milagros López Morales,. el segundo, «Espejos en la niebla” y el tercero, «Basilio Martín Patino o el Castillo de la pureza”; el cuarto corresponde a Francisco Javier Frutos Esteban, «Costelación Patino”, y el quinto a Adolfo Bellido López: «Reflejos del pasado”. El libro se completa con una biofilmografía del director y con los créditos del DVD que acompaña a la publicación, correspondiente a la exposición de igual título.

    Basilio Martín Patino nace en Lumbrales (Salamanca) en 1930. Sus primeros recuerdos, los amores, iras, alegrías, resquemores, dudas y reflexiones irán ligados en su infancia tanto a aquella guerra (in)civil que le tocó (costó) vivir como a los años oscuros marcados por el temor y la oscuridad que siguieron. En su Salamanca y desde su Universidad, fundó el cineclub Universitario. Bajo su dirección llevó a cabo las Conversaciones Cinematográficas Nacionales (1955). Por allí, por Salamanca, debatiendo sobre la pobreza del cine español (y otras cosas), estuvieron gentes como Bardem, Berlanga, Fernán Gómez, Muñoz Suay, Antonio del Amo. A continuación marcha a Madrid, donde ingresa en la Escuela Oficial de Cine (rama de dirección cinematográfica). Para Patino el cine es un juego, donde alguien, el director, invita a varias personas, los espectadores, a jugar. Se trata de recorrer mundos en busca de unas claves que nos obliguen siempre a interrogarnos frente al espejo que es la pantalla y desde la cuál se nos devuelve la existencia.