La literatura y el teatro de Samuel Beckett (1906-1989) gozan de una salud excelente. Pese a todo. A finales de los 70, los críticos teatrales de los principales periódicos del país (entonces la opinión de la crítica tenía una importancia enorme) llamaban en tono despectivo al teatro de Beckett o Ionesco “la vieja vanguardia”. Consideraban que esas obras carecían de conexión con España y no eran ni entendidas ni apreciadas por el público, porque se inspiraban en el horror expuesto desde una estética del absurdo de la Segunda Guerra Mundial, conflicto que no habíamos vivido aquí. Pero han transcurrido 50 años y Beckett se asoma a los escenarios en un sitio y en otro. La musculatura de sus libros y de su teatro, con una decidida influencia en dramaturgos actuales, es tal, que se podría afirmar que ya no esperamos a Godot: Porque Godot está aquí.

El actor José Juan Rodríguez interpreta y es autor de “Leyenda del espacio”, un monólogo basado en el libro “Textos para nada”, de Beckett, que se representa en el remozado y rejuvenecido Teatro del Barrio de Madrid, un espectáculo extraño, intrigante, inquietante y distinto, que exige un ejercicio interpretativo de primer orden. José Juan Rodríguez permanece en solitario sobrelas tablas durante los 50 minutos que dura la función. Habla, gesticula, da vueltas en círculo, se retuerce, realiza ejercicios físicos llevados al límite, y crea tensión, causa inquietud, hasta provocar la atmósfera de ese universo claustrofóbico y cerrado característico de las obras de Beckett. Y hay frases que recuerdan a ese teatro existencial que cultivó el escritor irlandés, con el asunto de la vida y la muerte. “No metas a Dios en esto, que bastante tenemos ya”, se dice. O: “El cementerio tiene muy mala fama, pero no es un mal lugar”.

La función también consiste una interesante reflexión en torno al espacio en el teatro. “¿Por qué estoy aquí… y no allí… o ahí?”. “Leyenda del espacio” supone una exhibición del actor, con algo de exhibicionismo también. Pero ahí está José Juan Rodríguez, solo con su bicicleta, en un amplio escenario de suelo oscuro. “Todos los dramas que están por venir. Vendrán”. El actor hace un espectáculo vivo inspirado en una vanguardia vivísima.