Tim Robbins, Mélanie Thierry y Benicio del Toro protagonizan un drama de humor situado en las postrimerías de la Guerra de los Balcanes
Fernando León de Aranoa ha presentado este sábado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, «Un día perfecto», única presencia española en el certamen, una película que recoge las 24 horas de unos cooperantes durante la guerra de los Balcanes, un drama aderezado con el humor necesario para mitigar el horror.
Fedja Stukan, Olga Kurylenko, Tim Robbins, Mélanie Thierry y Benicio del Toro protagonizan «Un día perfecto», un film coral, de título irónico, que parece sacado de otro tiempo, de un par de décadas pasadas.
La película se sitúa en los últimos días de la guerra de los Balcanes, en los años noventa del pasado siglo. Allí unos cooperantes internacionales intentan hacer su trabajo: el de hoy consiste en extraer un cadáver de un pozo. Tienen 24 horas para solucionar el embrollo; de lo contrario, el agua se corromperá y la población no podrá beber.
El grupo protagonista está liderado por el portorriqueño Mambrú (encarnado por Benicio del Toro) un auténtico mercenario, un tipo duro que ha tenido sus escarceos sentimentales con compañeras pero parece decidido a sentar, por fin, cabeza. Le secunda el norteamericano B (Tim Robbins), un cowboy que vive en la guerra, recio y amante de un contundente rock and roll con el que martillea a sus colegas –y al espectador- desde el equipo de música de su coche. Un par de chicas: una francesa, recién llegada, que todavía no se ha enfrentado a emociones fuertes (Mélanie Thierry) y otra rusa (Olga Kurylenko), tan guapa como una modelo y que tuvo una aventura pretérita con Mambrú. El guía local Damir (Fedja Stukan) les servirá de traductor con los bosnios y será testigo estoico de las maniobras –no siempre lógicas– de este grupo humano enfrentándose al delirio, la deshumanización y el sinsentido de una guerra.
Se trata de una historia de personajes entrecruzados: Sophie (Mélanie Thierry) quiere ayudar a la gente, Mambrú (Benicio del Toro) quiere volver a casa, Katya (Olga Kurylenko) quiso una vez a Mambrú. Damir (Fedja Stukan) quiere que la guerra termine, Nikola (Eldar Residovic) quiere una pelota, B (Tim Robbins) no sabe lo que quiere. Pero lo que quieres pocas veces coincide con lo que necesitas.
En «Un día perfecto» Fernando León («Los lunes al sol», «Barrio», «Princesas») vuelve a hablar de grandes temas desde los detalles de las relaciones entre los integrantes de un grupo humano: microcosmos que le gusta diseccionar a base de diálogos punzantes, ingeniosos y divertidos, el común denominador de su filmografía. Sin embargo aquí el humor resulta algo forzado y las situaciones que viven los protagonistas carecen del atractivo suficiente para seducir al público actual. Basándose en la novela «Dejarse llover», de Paula Farias, Aranoa ha añadido al guión roles nuevos y más acción, pero aún así el aire del film resulta añejo, inane y soso, déficit que no logran solucionar ni los actores de renombre de su cartel.
Lo que sí consigue el cineasta madrileño con esta película es demostrar que la violencia arrasa el sentido común y la coherencia. También que, ante la desgracia apabullante, sólo queda el humor, ese salvavidas liberador, revolucionario y catártico: es el que emplean como escudo cooperantes internacionales que el propio León de Aranoa conoció in situ rodando documentales, seres humanos que –como un oncólogo o un enterrador– necesitan usar un chiste o una gracia para distanciarse del dolor; es la única forma de sobrevivir en un terreno minado por el horror de la guerra y, así, poder seguir ejerciendo su labor.