Los dos hermanos compiten en la taquilla americana

Él está a bordo de una película testosterónica heredera de los nefastos años 80 de las «reaganomics», la protagoniza un coro penoso de héroes de acción de pacotilla de geriátrico y ha recibido pésimas críticas. Ella lleva sobre sus hombros una película tan bella como vacía, con atardeceres de ensueño, la promociona por todo el mundo en olor de multitud y ha recibido pésimas críticas. Eric Roberts está a bordo de «Los mercenarios». Su hermana pequeña, Julia Roberts, ilumina «Come, reza, ama».

Estrenadas en Estados Unidos la semana pasada, contra todo pronóstico, la «sylvesterstallonada» alcanzó el primer puesto de la taquilla, relegando el vehículo estelar de la bella sureña al segundo, y con una pobre recaudación.

Eric y Julia han vivido distanciados. El cayó en picado tras unos comienzos prometedores («The Coca Cola Kid»), llegando a ser nominado al Oscar por «Runaway Train», de Mikhail Konchalovsky. Perdió frente al Don Ameche de «Cocoon». Bob Fosse le dirigió en «Star 80», a partir del asesinato real de la chica Playboy Dorothy Stratten (amante de Peter Bogdanovich) a manos de su celoso marido. Cuando no alcanzó el éxito deseado, Eric Roberts dimitió de sueños de fama y fortuna. Cayó en varias adicciones, se pegó un fenomenal porrazo por el que hubo que recomponerle la cara y rodó unas 160 películas olvidables.

Pero ha llegado el momento de la revancha. Está en «Los mercenarios», en uno de sus típicos roles de marcotraficante de altura, que borda. Y ha protagonizado para Roger Corman «Sharktopus», una de terror playero con un monstruo mitad tiburón, mitad pulpo, una bestia creada por el típico científico loco. En este caso, Eric Roberts con tupé de pelo blanquísimo.

El actor de Smyrna (Georgia) no da crédito a esta segunda etapa de su carrera, a los 54 años. El padre de Emma Roberts ha concedido a TheDailyBeast una entrevista honesta y descacharrante, por lo poco habitual. En ella, se despacha a gusto y reconoce que de todos los vicios, le queda sólo la marihuana, a la que no piensa renunciar. «El otro día, en la alfombra roja de «Los mercenarios», fue la primera vez que hice el paseíllo sin ir cocido. Me sentí raro».

Acerca de su eterna pelea con Julia, ha dicho: «No hubo pelea como tal. Tenemos dos temperamentos muy fuertes y siempre acabábamos ¡jódete!. ¡Jódete tú! Y así. Dejamos de hablarnos de repente. A mí ella me cae bien, me gusta». Y admite que desde que la pretty woman tuvo a sus gemelos, se llaman por teléfono. Asunto arreglado.