LA COMPAÑÍA CATALANA ADAPTA «LE GRAND MACABRE», DE GYÖRGY LIGETI, A SU UNIVERSO PERSONAL

La compañía catalana La Fura dels Baus han levantado el telón de la temporada de ópera de Londres con «Le grand macabre», de György Ligeti, una historía sombría sobre el fin del mundo que el grupo adapta a su particular universo personal.

La obra gira en torno a Nekrotzar, ejecutor y heraldo de la muerte, que La Fura dels Baus lo representa con una trompeta, un reloj de arena y una guadaña. Preparado para desencadenar un Apocalipsis que sucederá antes de la medianoche.
No es difícil adivinar en Nekrotzar una especie de reverso macabro de Don Quijote. No sólo por su pose de loco visionario sino porque también a él le guardan las espaldasno un escudero sino dos: un astrónomo acobardado por los requerimientos de una dominátrix y un catador que ha degenerado en borrachín por los requerimientos del oficio.
Con la habitual puesta en escena llena de tonos apocalípticos, muy representativa de La Fura dels Baus, la compañía llena la función de escenas sadomasoquistas y escatológicas, que provocaron primero el asombro y posteriormente el aplauso del público.
«Le grand macabre» es la única ópera del compositor húngaro György Ligeti (1923-2006). Un libreto basado en una obra del teatro del absurdo que oscila como un péndulo entre la comedia bufa y la tragedia. La Fura del Baus la han representado durante el último año, en Bruselas, Roma y Barcelona. En Londres se ha estrenado en la English National Opera (ENO). Una compañía adicta a los autores contemporáneos y a los montajes transgresores.
La sátira de La Fura no es meramente sexual o escatológica. Al Soberano se le retrata como un ser afeminado y pusilánime, ataviado on pantalones pesqueros, zapatos con alzas y fajín rojo, que dice sus frases en falsete y es una marioneta en manos de sus dos ministros.
«Le grand macabre» se cierra con el fin del mundo. Los lugareños emborrachan a Nekrotzar y todos se despiertan a la mañana siguiente como de un mal sueño habiendo vivido una moraleja hedonista.