La obra de Calderón de la Barca llega al Teatro Pavón de Madrid con un montaje de eRNESTO cABALLERO

Hasta el próximo 18 de marzo el Teatro Pavón de Madrid acoge el nuevo montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, «En la vida todo es verdad y todo mentira», de Calderón de la Barca, en versión y dirección de Ernesto Caballero. La obra viajará en julio al Festival de Teatro Clásico de Almagro.

Estrenada en palacio durante las carnestolendas de 1650 por la compañía de Diego Osorio, «En la vida todo es verdad y todo mentira» se convierte en una obra frecuentemente representada en años sucesivos en diferentes escenarios de la Corte. Impresa en la Tercera parte de comedias de D. Pedro Calderón de la Barca en 1664, se conserva, afortunadamente, un manuscrito autógrafo en la Biblioteca Nacional.
En Trinacria, Focas será el padre atormentado que debe resolver el enigma que le angustia: encuentra dos jóvenes salvajes, de los cuales uno es su hijo y el otro es el hijo del emperador Mauricio, su desaparecido enemigo al que derrotó y usurpó el trono. Ante el peligro que se plantea para su propia sucesión, tendrá que averiguar cual de los dos es su hijo o matar a ambos. Un sucesor y un enemigo potencial, la duda y la certidumbre, la razón de Estado y la legitimidad, el amor y el odio hacen de esta obra una de las grandes cuentas pendientes que tenemos el placer de saldar con el gran repertorio calderoniano.
En el escenario fantasmagórico de una isla poblada por músicos y cazadores se desarrolla esta trama alegórica construida sobre una obsesiva estructura bimembre en la que el autor levanta un vibrante retablo cargado de simbología que rehúye toda pretensión de verosimilitud realista. Se trata de un refinado dispositivo escénico donde las imágenes, las palabras y la música se amalgaman en los cuerpos transfigurados de los actores. Los románticos alemanes lo llamaron teatro total.
El elenco de esta versión de Ernesto Caballero está formado por Carmen del Valle, Ramón Barea, Karina Garantivá, José Luis Esteban, Iñaki Rikarte, Jorge Machín, Paco Ochoa, Jorge Basanta, Jesús Barranco, Carles Moreu, Miranda Gas, Sandra Arpa, Diana Bernedo, Marta Aledo, Georgina de Yebra, Borja Luna y Paco Déniz.
«En la vida todo es verdad y todo mentira» es un drama complejo en el que se concitan muchas de las características de la vasta y heterogénea obra de Pedro Calderón de la Barca. Por una parte, se trata de un drama filosófico, emparentado con «La vida es sueño», donde la problemática barroca entre apariencia y realidad se encarna en la figura del tirano, incapaz a lo largo de toda la obra de alcanzar una certidumbre que oriente sus acciones. Esa suspensión de juicio irá abismando al protagonista en un creciente estado de desasosiego que le llevará a recurrir a las artes del mago para que disponga una representación dentro de la representación y así poder vislumbrar alguna evidencia capaz de aquietar su ánimo.
Es además un texto eminentemente político que aborda abiertamente la cuestión de la legitimidad del poder y de la razón de Estado. La tesis que se desprende del drama, contraria a la teoría maquiavélica que recomienda al gobernante que se valga de cualquier medio, lícito o ilícito, para lograr sus objetivos políticos, se decanta hacia las doctrinas probabilistas, defensoras de favorecer al acusado en caso de ausencia de culpabilidad; el principio jurídico in dubio pro reo. Heraclio, el príncipe legítimo lo enunciará con claridad: «una vida vale más que un reino”.
Se trata de «un texto que hemos pretendido abordar desde el asombro y la humildad, evitando la mirada prepotente de quien considera nuestro momento histórico superior en todos sus aspectos a cualquier otro tiempo pasado; un momento, el presente que, dicho sea de paso, y a la vista de lo visto, tiene poco de lo que enorgullecerse. Sea como fuere, nuestro Barroco, brillante y paradójico, nos habla de ideas y costumbres insólitas y periclitadas aunque no por ello, menos dignas de ser apreciadas, al tiempo que nos ofrece una inestimable ventana desde donde contemplar y comprender nuestra enmarañada realidad. Y es que la angustia de Focas acaso también sea la nuestra, arrojados igualmente a un incierto escenario e incapaces de discernir cuánto hay de verdad o de mentira en el torrente de información que recibimos a diario», dice Ernesto Caballero.