Por Luis Eduardo Siles.


Juan Mayorga (Madrid, 1965) escribe un teatro complejo, que linda con la vanguardia y la filosofía, pero que lleva lustros con una acogida excepcional entre el público, hasta el punto de que es el autor español actual más representado en España y en el extranjero desde hace mucho tiempo. Juan Mayorga, filósofo, matemático, dramaturgo y miembro de la Real Academia Española de la Lengua, acabó de escribir durante el confinamiento «La colección», una de sus piezas más complejas, de las que exigen mayor esfuerzo intelectual al lector y, al mismo tiempo, una de las más hermosas obras en la ya impresionante producción dramática de este autor. «La colección» trata sobre la herencia, pero su subsuelo lo recorren otro considerable número de interesantes lecturas. Pepe Viyuela, en el prólogo de «El Mago», otra reciente obra de Mayorga, estrenada en 2018, subraya: «En «El Mago» también está presente Zygmunt Bauman y su idea de la nostalgia por las vidas no vividas, las identidades no exploradas y las sendas que nunca nos atrevimos a seguir». Todo ello aparece también en «La colección», donde el tiempo adquiere un valor importante, aunque con un matiz distinto al que le imprimió Priestley en «La herida del tiempo». En «La colección» dice Héctor, uno de los cuatro personajes de la obra: «El tiempo que nos quede. Podríamos vivir como las otras parejas, el tiempo que nos quede». Y la nostalgia, sí, de la vida no vivida: «o me importa que te hayas acostado con otros por conseguir una obra. No tengo celos de ellos. Es de la colección de la que tengo celos. Teníamos tanto amor, ¿cómo pudimos entregárselo a unos objetos? Es perverso, el amor a las cosas es diabólico».

Juan Mayorga, más que en otras piezas, ha hecho en «La colección» teatro/teatro, teatro que se parece a la vida, pero que reclama con firmeza su condición de teatro, con personajes que hablan no como la gente de la calle, sino como personajes de teatro, porque esta obra exige aquella complicidad a la que un día se refirió Jorge Luis Borges: «El teatro es el arte en el que alguien finge lo que no es, y hay otro, que es el espectador, que finge que se lo cree». Y en la trastienda de «La colección» hay hondas reflexiones sobre el teatro enmascaradas en otras cuestiones. Afirma Héctor: «Si una obra es importante, sabe cosas que su autor desconoce. El autor cree que hace la obra, pero la obra solo la hace el tiempo. Goya decía: «El tiempo también pinta». Y más directamente: «Un escritor vivirá algo parecido: descubre que tiene que cambiar de sitio una palabra, o añadir una y rechazar otra. A veces, el escritor tiene que rechazar su mejor frase». «La colección» cumple puntualmente con uno de los preceptos de Juan Mayorga, que varias veces ha mencionado que el teatro consiste en extender el campo de lo visible.

“La colección”, tan distinta a otras piezas del autor, es, sin embargo, una obra «muy Mayorga». El texto, todavía inédito, está previsto que sea publicado en breve por la editorial La Uña Rota, y se prevé su estreno sobre un escenario, pero en este tiempo sombrío aún no tiene fecha. El próximo octubre, Juan Mayorga llevará a las tablas del teatro María Guerrero de Madrid la primera obra que escribió, «El chico de la última fila».

«La colección» es una pieza inquietante, maravillosa y, a veces, asfixiante. Tiene ecos del teatro del absurdo, y también jardielescos, pero, ya está dicho, es «muy Mayorga». Hay mayor dosis de pesimismo y de sentido crítico que en otras piezas del autor. Dice Héctor: «Ella me protege de un mundo entregado al dinero, la velocidad y los espejos, eso es lo que fascina a todos y a lo que todos aspiran. Esta época no es para los sabios, es para los astutos». Juan Mayorga, en fin.