Un monólogo de Iván Cerdán Bermúdez interpretado por Adolfo Ortega, se puede ver todos los sábados de julio en la sala madrileña La Puerta Estrecha

El 2 de febrero de 2014, los periódicos amanecieron con otro suceso trágico que conectaba la muerte y el mundo del cine. El actor americano Philip Seymour Hoffman, conocido por su interpretación en decenas de películas y ganador de un Óscar por su recordada interpretación de Truman Capote, había sido encontrado muerto en su apartamento de Manhattan.

La Carcoma Teatro lleva a las tablas «Los últimos días de Philip Seymour Hoffman», una propuesta que apuesta por huir de lo pretencioso, hacer un teatro directo y sin tapujos y establecer un diálogo horizontal con el espectador. «Tengo un Óscar y soy heroinómano». Esta contundente sentencia supone el punto de partida de un montaje que mira de frente a la dualidad del protagonista: su figura pública y su compleja personalidad privada. La pieza se puede ver todos los sábados del mes de julio en la sala madrileña La Puerta Estrecha.

El texto lleva la firma de Iván Cerdán Bermúdez, creador multifacético que en estos momentos se encuentra también en fase de posproducción de su primer largometraje, «Donde nos toca estar». La dirección escénica corre a cargo de Benjamín Jiménez y las labores interpretativas recaen únicamente en el actor Adolfo Ortega, responsable de construir un monólogo intenso y contundente. La obra busca conjugar la dualidad de figura pública y la intimidad del desaparecido actor estadounidense.

«Los últimos días de Philip Seymour Hoffman» supone el debut sobre las tablas de La Carcoma Teatro. El colectivo, nacido en la primavera de 2012, ha desarrollado su labor en el ámbito de la crítica y de la creación literaria. Su primer espectáculo escénico supone una declaración de intenciones, una apuesta por el teatro honesto, sincero e inmediato.