BLANCA PORTILLO DIRIGE A EMMA SUÁREZ Y ASIER ETXEANDÍA en un viaje ácido a través de la perdida de la humanidad, la ley y la justicia

Durante un único mes, desde este 1 de diciembre al 1 de enero, «La avería», la obra basada en un texto corto de Friedrich Dürrenmatt adaptada por Fernando Sansegundo, regresa a las Naves del Español de Madrid. Blanca Portillo como directora y Emma Suárez, Asier Etcxeandía, Daniel Grao, José Luis García Pérez y José Luis Torrijo en el elenco.

Una avería en su flamante Studebaker color cereza, obliga a Alfredo Traps, Representante General de una firma de textiles, a aceptar la hospitalidad de un anciano caballero que vive solo con su ama de llaves, en una casa perdida en mitad de la nada. Esa noche celebrará una cena bastante especial con algunos amigos a la que, por supuesto, Traps está invitado. La más que vetusta edad de los integrantes del grupo no augura una noche especialmente divertida para Traps, hasta que le ofrecen participar en un inquietante juego. Intrigado, Traps accede a jugar.
La diferencia entre la ley y la justicia, la falta de humanidad y la pérdida de valores son los temas que subyacen a esta historia, en la que este grupo de octogenarios y nonagenarios, todos ellos juristas retirados, jugarán a ejercer sus antiguas profesiones. «Ahora que la sociedad les ha expulsado, deciden impartir justicia, que no ejercer la ley», indica Blanca Portillo.
El protagonista representa a un sujeto que cumple los trazos que la sociedad le manda. El ser humano nace con fecha de caducidad y encima nosotros nos ponemos un montón de límites. Todos sabemos que vamos a morir, pero además piensas que lo que no has hecho a los 40 ya no lo puedes hacer, y que cuando llegas a los 65 ya no vales para nada. Esta cena supone un acto de reflexión en el que se analizan valores morales como la sinceridad, la amistad, los afectos o la honestidad y en ella se invita al espectador a meditar acerca el lugar y los objetivos vitales hacia los que ha estado corriendo durante tanto tiempo.
La acción se desarrolla en el jardín y en el comedor. Sin embargo, pensaron en el espacio escénico como un lugar sin límites físicos, limpio y evocador. El resultado final es un ambiente conmovedor en el que se ha construido una librería gigantesca porque los protagonistas es gente muy instruida.