La pareja de cineastas está considerada como una de las mas creativas, curiosas y estimulantes que ha dado la historia de Hollywood
Merian C. Cooper (1893-1973) y Ernest B. Schoedsack (1893-1979) formaron en la era clásica del cine estadounidense una de las parejas creativas más curiosas y estimulantes que ha dado la historia de Hollywood. La próxima edición del Festival de San Sebastián recuperará su obra a través de un ciclo dedicado a sus películas como directores.
Reconocidos durante generaciones por ser los artífices de la emblemática «King Kong» (1933), la aportación de Cooper y Schoedsack al cine fantástico no se reduce a esta obra maestra que remodeló el mito de la Bella y la Bestia, creó un delirante y antediluviano universo plástico inspirado en Gustave Doré e innovó la técnica de la animación stop motion. También ofrecieron otros registros igual de atractivos en títulos como «The Most Dangerous Game» («El malvado Zaroff», 1932), la gran película sobre el tema de la caza del hombre por el hombre, producida por Cooper y realizada por Schoedsack e Irving Pichel, y «Dr. Cyclops» (1940), una fantasía telúrica sobre seres miniaturizados que realizó Schoedsack en solitario.
Cooper fue piloto de bombardero durante la Primera Guerra Mundial, estuvo prisionero en un campo alemán, participó en un escuadrón voluntario durante el posterior conflicto entre Polonia y la Unión Soviética y repitió, en calidad de coronel de las fuerzas aéreas estadounidenses, durante la Segunda Guerra Mundial. Schoedsack también combatió en la primera contienda, pero como miembro de Signal Corps, la unidad de información del ejército. Realizó diversos trabajos periodísticos y empezó en la industria del cine como cámara en la Keystone Pictures de Mack Sennett. Aventureros innatos ambos, participaron en varias expediciones antropológicas en calidad de operadores de cámara, y de ahí surgió su pasión por el cine documental.
Debutaron dirigiendo juntos dos piezas maestras del género, «Grass» (1925) y «Chang» (1927). En la primera retrataron el día a día de una tribu nómada de Persia (actual Irán), mientras que en la segunda mostraron la relación entre un nativo de la selva de Siam y una cría de elefante. Aunque después realizaran películas fantásticas, dramas, de aventuras y de misterio, en su cine de ficción siempre estuvo muy presente el aprendizaje documental: las historias de «King Kong» y «Zaroff» surgen del contacto con mundos exóticos por explorar, de modo que la fantasía más desbordante y la realidad de las selvas y montañas asiáticas o africanas se mezclan a lo largo de toda su obra. De ahí el estilo tan personal que les caracterizaría a lo largo de toda su obra. Después de sus dos documentales realizaron «The Four Feathers» («Las cuatro plumas», 1929), primera versión sonora de la conocida novela de A.E.W. Masson sobre el honor y la cobardía.
La entente Cooper-Schoedsack funcionó a pleno rendimiento durante toda la década de los años treinta formando equipo con la guionista Ruth Rose (1891-1978). Rose y Schoedsack habían coincidido en una expedición a las Islas Galápagos y contrajeron matrimonio en 1926. Los tres pusieron en marcha películas de diversos géneros que Cooper producía y Schoedsack dirigía en solitario o en colaboración: films de misterio como «The Monkey’s Paw» (1933) y «Blind Adventure» («Una aventura en la niebla», 1933); relatos de aventuras como «Trouble in Morocco» (1937) y «Outlaws of the Orient» (1937); una adaptación de la popular novela de Bulwer-Lytton «The Last Days of Pompeii» («Los últimos días de Pompeya», 1935); e incluso comedias dramáticas como «Long Lost Father» (1934), protagonizada por John Barrymore. De su exitosa «King Kong», que generaría décadas después remakes rodados por John Guillermin y Peter Jackson, ellos mismos hicieron gozosas continuaciones y derivaciones: «Son of Kong» («El hijo de Kong», 1933) y «Mighty Joe Young» («El gran gorila», 1949). El estilo de stop motion emprendido por Willis O’Brien en el primer Kong fue retomado en «Mighty Joe Young» por Ray Harryhausen, uno de los grandes maestros de este artesanal procedimiento a partir de ese momento.
Tras el gran desafío técnico que supuso «King Kong», cumbre del fantástico de los años treinta y también metáfora sobre la situación económica que atravesaba el país tras el crack bursátil de 1929, Cooper fue apartándose de la dirección y se estableció como uno de los principales productores de RKO. En su cargo de jefe del estudio, produciría, entre otras películas, la primera de las elegantes comedias musicales para Fred Astaire y Ginger Rogers, «Flying Down to Rio» («Volando hacía Río de Janeiro», 1933), de Thornton Freeland, y la fantasía aventurera «She» («La diosa de fuego», 1935), de Lansing C. Holden e Irving Pichel, según la novela de H. Rider Haggard y objeto de un remake años después producido por Hammer Film.
En 1933 se asoció con David O. Selznick en Pioneer Pictures, productora dedicada a experimentar con el Technicolor tricromo: la primera película con esta técnica que lanzaría Pioneer sería «Becky Sharp» («La feria de las vanidades», 1935), de Rouben Mamoulian. Después, a finales de los años cuarenta, fundó con John Ford la pequeña compañía independiente Argosy Pictures, con la que produjeron «The Fugitive» («El fugitivo», 1947), «Fort Apache» (1948), «Rio Grande» (1950), «The Quiet Man» («El hombre tranquilo», 1952) y «The Searchers» («Centauros del desierto», 1956), entre otras películas de Ford. Cooper sería también uno de los impulsores del formato Cinerama, creado por el fotógrafo y cineasta Fred Waller a principios de los cincuenta.
La retrospectiva, dedicada a sus trabajos como directores, tanto juntos como de Schoedsack en solitario, está organizada por el Festival de Cine de San Sebastián en colaboración con Filmoteca Española. El ciclo se complementará con la publicación de un libro dedicado a los dos cineastas.