TAMBIÉN EN COMPETICIÓN, «MOMMY», UNA DISECCIÓN DEL VÍNCULO ENTRE UNA MADRE Y SU HIJO EN UN CANADÁ FICTICIO

La película cuenta la historia de Jimmy Gralton, que en 1921 construyó una sala de baile en una zona rural de Irlanda para que los jóvenes pudiesen aprender, discutir, soñar… pero por encima de todo bailar y divertirse. La película es un tributo a estos librepensadores. La historia está ambientada en 1932, cuando Jimmy volvió a abrir la sala tras regresar de Nueva York, donde estuvo diez años. Este centro de baile lo abrió en Effrinagh (condado de Leitrim) donde hacía propaganda política. Gralton recibió la oposición frontal de la iglesia católica y la situación terminó en un tiroteo. Jimmy’s Gralton fue detenido y deportado por el gobierno irlandés del presidente Éamon de Valera a Estados Unidos en 1933. Fue el único irlandés deportado a América.
El actor Barry Ward, que ha desarrollado casi toda su trayectoria en las tablas interpreta el papel protagonista junto a Simone Kirby («Pure Mule»), acompañados Jim Norton («Agua para elefantes»), Brían O’Byrne («Mildred Pierce») y Andrew Scott («The Stag»).
La película ha sido muy bien acogida y aunque una segunda Palma de Oro para Loach es bastante improbable, es fácil que se cuele en el palmarés. Loach, de 77 años, había dicho que con este filme se despedía del cine de ficción, pero ahora parece habérselo pensado mejor: «Lo dije en un momento de máxima presión, cuando la montaña ante nosotros era bastante alta. Pensé que no podía subirla. Pero lo acabas haciendo. Y pensamos… ¡veamos qué trae el otoño! Quizá podamos hacer una película pequeña. Es un trabajo muy difícil de dejar», ha reconocido el director.
En «Jimmy’sHall», la sala de baile conforma el elemento central de la historia: «La sala de baile es un elemento clave. Fue reconstruida íntegramente y luego hubo que destruirla porque desaparecía en un incendio. La gente puede expresarse libremente mediante el deporte gracias a que Jimmy intenta apoyar a los pobres. ¡Es un lugar seguro que representa la libertad de pensar!». El cineasta ha trazado un paralelismo entre la Irlanda de ayer que retrata en el filme y la de hoy: «Creo que la situación en Irlanda es la misma que en muchos otros países europeos, todos estamos sometidos a los dictados del neoliberalismo. Si Jimmy viviera en la actualidad, se opondría a los grandes poderes, a las multinacionales que controlan prácticamente todo. Es ahí donde debe llevarse a cabo la lucha. Creo que si Jimmy estuviera con vida formaría parte de ese combate. Existe un punto en común entre las dos épocas: la alegría de vivir de los jóvenes de esta región de Irlanda, jóvenes que sienten una pasión por la vida que espero que la película haya sido capaz de expresar».
Para Loach «Esta película y «El viento que agita la cebada» están relacionadas. Pensamos que sería interesante saber qué pasó con los sueños de la gente una década después. Las esperanzas no se habían materializado, porque los viejos poderes todavía intentaban mandar. «El viento…» era una historia épica, esta es la historia de un microcosmos, una sala de baile donde los chavales disfrutan bailando y leyendo poemas, y eso es realmente peligroso»,

La segunda película en la competición del jueves ha sido la canadiense «Mommy», dirigida por Xavier Dolan que muestra, en un Canadá ficticio, como una nueva ley permite que los padres angustiados abandonen a sus hijos con problemas en el hospital. Diane «Die» Despres, una viuda decidida, intenta educar a Steve, su carismático hijo que padece ADHD. Mientras que ambos tratan de ganarse la vida, Kyla, una vecina misteriosa ofrece su ayuda. Como la presencia reconfortante de Kyla es cada vez más intensa, surgen preguntas acerca del misterio de su vida y el vínculo que podría unirle a Steve y Die.
La película ha cosechado grandes aplausos y, como en el caso de «Jimmy’s Hall», «Mommy» tambien debería tener un sitio asegurado en el Palmares. Xavier Dolan se ha referido a sus referencias cinematográficas: «Mis referencias son menos numerosas de lo que la gente me quiere atribuir. Es cierto que tengo algunos héroes. Gus Van Sant es el que siento más cercano. Sus películas son libres, no siempre rectilíneas, con digresiones que crean emoción».