Sensacional «Pancreas», un ejercicio reflexivo y actoral de primer orden en el teatro Amaya de Madrid
«Páncreas” es una sorprendente y extraordinaria tragicomedia, con una atmósfera que en algunos momentos recuerda al mejor Jardiel, y contiene una sensacional reflexión sobre la vida y la muerte con una envoltura de amargura y humor. Como la vida misma, pues, aunque lo que se ve sobre el escenario del Amaya de Madrid es teatro/teatro con un fondo poético.
Pero «Páncreas” supone, sobre todo, un ejercicio interpretativo fabuloso. La función está protagonizada por José Pedro Carrión, Fernando Cayo y Alfonso Lara. José Pedro Carrión significa una de las cumbres actorales del teatro español en los últimos lustros. Un veterano que ha desarrollado casi toda su carrera sobre las tablas –con menor presencia en el cine y la televisión- con esa voz poderosa, sublime e inconfundible, que él ha matizado y perfilado con los años, el trabajo y la experiencia. Recuerdo dos interpretaciones memorables suyas. En 1980, en el Bellas Artes, con «Ejercicios para equilibristas”, de Luis Matilla. Y hará unos 20 años, en el María Guerrero, con un «Marat Sade” que lo mantenía recluido en el interior de una bañera, sin apenas capacidad de movimiento, pero desde allí jugó más que nunca con su voz, que sonaba como una ópera.
Con la muerte no se especula, porque es la muerte la que manda sobre todos, parece decirnos Patxo Tellería, el autor de «Páncreas” -también director de cine, que esta semana ha estrenado «Igelak (Ranas)»-. Los tres amigos se reúnen a cenar en la casa de uno de ellos. Uno, el interpretado por José Pedro Carrión, decidió suicidarse a los 60 años y ya ha cumplido 59. Otro, el que encarna Fernando Cayo, ha sufrido tres infartos de miocardio. Y el otro, el de Alfonso Lara, asegura padecer pancreitis, e insiste en que necesita urgentemente un transplante que no llega. Pero en realidad todos mienten o esconden algo –uno más que los demás- y su apego a la vida es mayor del que dicen. José Pedro Carrión exclamará: «Cuanto más se acerca la hora, más gana de vivir aflora”.
Porque la obra está dicha en verso, y destaca la capacidad de colocar la frase de cada uno de estos intérpretes fabulosos. Y la atmósfera de la función recuerda, ya está dicho, a Jardiel. El autor expone en la presentación de la obra que «el páncreas es un órgano impar que ocupa una posición profunda en el abdomen, por detrás del estómago y que, dado que es muy difícil de palpar, sus procesos tumorales tardan en ser diagnosticados”. Pero la muerte, a veces, no aguarda donde parece que está, sino donde menos se la espera. Y uno de los mayores logros de la función consiste en que hace reflexionar de todos estos ángulos sombríos de la existencia desde el humor. Como también hace pensar sobre la amistad, la lealtad y las mentiras. Lo dice uno de los personajes: «Todos tenemos un cuarto oscuro en el que nuestra conciencia se enreda”.