«THE LIMITS OF CONTROL», RODADA EN PARTE EN MADRID, SE ESTRENA EN ESTADOS UNIDOS CON NOTABLE ACOGIDA CRÍTICA
A sus 46 años, Jim Jarmusch presenta en «The Limits of Control» un film austero y robusto, presidido por el formidable actor Isaach De Bankolé, en un rol denominado El Hombre Solitario, y en que también aparece el español Luis Tosar. Con una narrativa elíptica, el ejercicio minimalista que es «The Limits of Control» sigue los pasos del protagonista, un hombre decidido a cumplir una misión tan indefinida como los escasos diálogos que pueblan el filme. Su viaje comienza en un aeropuerto no identificado en el que un hombre le da órdenes en criollo (el actor francés Alex Descas). Dentro de un llamativo traje azul iridiscente y una camisa púrpura, nuestro hombre llega hasta Madrid, donde durante un tiempo indeterminado repite la misma rutina: acude a un café, ingiere dos cafés expresos e intercambia con desconocidos unas cajas de cerillas. A veces, para variar, visita algun museo.
El director de fotografía Christopher Doyle explota al máximo la luminosidad de los parajes españoles. En los interiores, explosiones de color que indican amenaza o advertencia en una película que se va componiendo como un puzzle logrado a ritmo casi somnoliento. El resto de los enigmas son resueltos por una guitarra, una canción flamenca y la presencia de su actor fetiche, Bill Murray. Para cuando Murray aparece, coincidiendo con el clímax de la historia, El Hombre Solitario ha recorrido diversos rincones del mundo e intercambiado cajas de cerillas con individuos que siempre le preguntan: «Usted no habla español, ¿verdad?» Unas gotas poéticas de Arthur Rimabud y homenajes a Jean-Luc Godard completan el puzzle. Hay más homenajes. Los elegantes ternos del protagonista, su estoicismo y soledad recuerdan a los solitarios personajes del cine de Jean-Pierre Melville. Con Tilda Swinton, una de las cerilleras, rinde homenaje a Hitchcock.
La compañía productora de Jarmusch es «Point Blank» («A quemarropa»), la cinta de 1967 de John Boorman con Lee Marvin y el título del film se lo ha tomado prestado a William S. Borroughs, de un ensayo publicado en 1975. La partitura pertenece a Philip Glass para una película que es todo un evento de imagen y sonido.