LA HISTORIA GIRA EN TORNO AL ASESINATO DE DOS GUARDIAS CIVILES EN LA LOCALIDAD FRANCESA DE CAPBRETON A CARGO DE TRES ETARRA

Jaime Rosales el reciente triunfador de los últimos Premios Goya con «La soledad”, finaliza el rodaje de «Tiro en la cabeza”, una película urgente surgida tras el asesinato a sangre fría de dos guardias civiles de paisano en la localidad francesa de Capbreton, el pasado 1 de diciembre, a cargo de tres pistoleros de ETA

Un día normal como cualquier otro. Un encuentro fortuito en
una cafetería de carretera. Tres etarras matan a dos policías vestidos de
paisano. Este es el argumento de «Tiro en la cabeza”, tercer largometraje de
Jaime Rosales, el director de «Las horas del día” y «La soledad”, que inicia
ahora su posproducción, y que el director quiere presentar en el Festival de
Cannes.

El reparto lo integran Ion Arrestxe, Iñigo Royo, Jaione
Otxoa, Ana Vila, Nerea Cobreros, José Ángel Lopetegui, Mikel Tello, Manza Gebara,
Ivan Moreno, Diego Gutiérrez, Stephanie Pecastaing, Monique Durin-Noury y
Gilles Vaxelaire.

«El domingo 2 de diciembre de 2007, leí en la prensa una
noticia que me dejó noqueado. Tres terroristas mataron, la mañana del día
anterior, a dos policías tras un encuentro fortuito en una cafetería. No era
algo planeado. Esta película tampoco es algo planeado. Es una película reacción.
Yo estaba escribiendo la que tenía que ser mi tercera película, cuando ésta
entró de un portazo. Entró sin avisar. Quería hacer una película barata,
potente y original formalmente. Siempre he querido realizar una película
clavada en la actualidad. Hoy ocurre algo, mañana lo estoy filmando con los
pocos medios con los que puedo disponer”, dice Jaime Rosales.

Si «La soledad” sorprendía por el uso de la polivisión, aquí
la película está rodada «con teleobjetivos en un formato 1:85. Los personajes y
la cámara están separados por una distancia grande. No hay diálogos. Los
personajes hablan pero no se escucha lo que dicen. Ni en los planos abiertos,
ni en los primeros planos -que hay, y muchos-. Se oyen ambientes, cosas que están
presentes en el directo. A veces, ventanas y cristales separan el espacio escénico
del lugar donde se pone la cámara; otras simplemente estamos muy alejados. Los
decorados son reales y verídicos”, dice Rosales. Se trata de una elección que responde
a la idea de reflejar la incomunicación reinante en la sociedad y,
especialmente, en la política, donde todo el mundo habla sin parar pero nadie
escucha.

La película, producida por Wanda Films parte de un guión que
el propio director escribió en una semana y se ha rodado en 14 días: «Los
actores no son profesionales, no son actores. Se ha rodado con gente normal en
sus casas, con su ropa, en situaciones corrientes de la vida cotidiana. Se rodó
en la calle, en autobuses, en sitios públicos, sin incidir sobre la realidad
circundante. Una parte de la película ocurre en el País Vasco y otra parte
transcurre en Francia, en la zona de Las Landas”, asegura Jaime Rosales.