El mítico director y productor Roger Corman, conocido como «el rey de la serie B» murió en su casa en Santa Mónica, en California, el jueves 9 de mayo a los 98 años. Corman descubrió a jóvenes talentos, hoy en la cumbre de la fama, entre los cuales están Francis Ford Coppola, Ron Howard, James Cameron, Jack Nicholson y Martin Scorsese, a los que contrató cuando aún eran aspirantes. El proio Corman había explicado «Como realicé un centenar de películas y nunca perdí un centavo».
Nacido el 5 de abril de 1926 en Detroit, Estados Unidos, asistió a la Universidad de Stanford, en donde se graduó en ingeniería, y llegó a Hollywood tras tres años en la Armada. Mientras trabajaba como asistente de televisión y agente literario, encontró lo que luego definiría como “el trabajo de su vida”. Primero comenzó su carrera como mensajero para la famosa productora 20th Century-Fox, en la que luego se convirtió en analista de historias. Tras renunciar brevemente para estudiar literatura inglesa durante un curso en la Universidad de Oxford, regresó a Hollywood y emprendió su carrera como productor y director de cine.
Con una filmografía variopinta y poblada de cientos de producciones de bajo presupuesto, (se calcula que produjo más de 300 películas, de las cuales aproximadamente 50 fueron dirigidas por él) se convirtió en un nombre distintivo y prolífero en el ámbito hollywoodense. Si hubo algo que -además de las producciones de bajo presupuesto- distinguió a Corman fue su particular nomadismo. Desde Puerto Rico y Grecia, hasta Yugoslavia, Canadá, Alemania, Italia, Filipinas, Perú, México y hasta la Argentina (en donde durante una alianza con Héctor Olivera realizó diez películas coproducidas entre Aries Cinematográfica Argentina y su propia productora), recorrió el mundo rodando películas.
Desde sus inicios, Corman reivindicó el papel del productor como artífice de las obras cinematográficas, siguiendo la tradición de productores como Thalberg o Zanuck. Para ello, trató de controlar o supervisar todos los aspectos (dirección, guión, casting, producción, distribución o cualquiera otra área)
Tal fue su reconocimiento y el vínculo que mantuvo con los directores que “descubrió” que algunos incluso le devolvieron el favor. Algunos de ellos fueron el mismísimo Francis F. Coppola, que lo incluyó brevemente en el reparto de “El Padrino II”; Jonathan Demme, en “El silencio de los corderos” y “Philadelphia”; mientras que Ron Howard le dio un papel en “Apollo 13″.
Entre sus filmes más conocidos destaca su serie de películas basadas en historias de Edgar Allan Poe producidas por la American International Pictures (A.I.P.), incluyendo «La caída de la casa Usher» (1960), «El péndulo de la muerte» (1961), «El cuervo» (1963) y «La máscara de la muerte roja» (1964). En la mayoría de estas películas Vincent Price era el actor protagonista y algunos papeles secundarios fueron interpretados por actores jóvenes y desconocidos entonces como Jack Nicholson (hijo de uno de los creadores de la A.I.P., James H. Nicholson) o en horas de baja popularidad como Boris Karloff.
En 1964 se casó con quien sería su esposa hasta sus últimos días de vida, Julie Halloran, que también se convirtió en productora, con quien tuvo cuatro hijos, Catherine, Roger, Brian y Mary. Su autobiografía, publicada en 1990, se titula «How I Made a Hundred Movies in Hollywood and Never Lost a Dime» («Como realicé un centenar de películas y nunca perdí un centavo»), y documenta su experiencia en la industria cinematográfica.
En 1970, fundó New World Pictures, con la que, además de sus propias películas, distribuyó cine europeo (incluyendo obras de Fellini, Bergman o Truffaut). En 1983 la vendió, montando más tarde Concorde-New Horizons, líder en películas realizadas directamente para el mercado del video y DVD, compañía de la que siguió al frente durante varios años. Sus últimas películas como director fueron «El barón rojo» («The Red Baron», 1971) y «Frankenstein Unbound» (1990).
Concorde-New Horizons fue una compañía líder en películas realizadas directamente para el mercado del video y DVD. En 2009, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood le concedió un Óscar honorífico en reconocimiento a toda su carrera.
Corman visitó España en numerosas ocasiones. En la memoria de todos permanece la master class que impartió en el Festival de Cine Fantástico de Sitges, ante un público completamente entregado, que abarrotaba la sala.
Muchas de sus declaraciones permanecen como enseñanza de una manera de hacer cine, que desgraciadamente, son ignoradas por las jóvenes generaciones:
«Como productor, probablemente soy un poco más fuerte que la mayoría, desde que era un director originalmente.»
«Una de las peores cosas que puedes hacer es tener un presupuesto limitado y tratar de hacer una película grandiosa. Ahí es cuando terminas con un trabajo malísimo»
«Jim Cameron es una prueba de que si eres bueno, te financian»
«Otros escritores, productores y directores de películas de bajo presupuesto a menudo dejan la película que estaban haciendo, diciendo que era sólo algo para ganar dinero. Nunca he sentido eso. Si acepto el trabajo, doy mi mejor tiro»
«Cuando empecé a finales de los 50, todas las películas que hice, y no importa qué el presupuesto fuese bajo, conseguí una representación de teatro de cada una. Hoy, menos el 20% de nuestras películas obtienen una versión teatral»