Tras la Primavera de Praga se exilió a Estados Unidos donde dirigió títulos como «Alguién voló sobre el nido del cuco», «Ragtime» o «Amadeus»

Este viernes 13 de abril ha fallecido a los 86 años el director y guionista de origen checo Milos Forman, autor de multipremiados hitos del cine de Hollywood como «Alguien voló sobre el nido del cuco» (1975), «Ragtime» (1981), «Amadeus» (1984) o «El escándalo de Larry Flynt» (1996). Defensor a ultranza de la libertad individual, empezó dirigiendo comedias y nunca abandonó el género del todo.

Milos Forman nació en la ciudad checa de Caslav el 18 de febrero de 1932, en el seno de una familia protestante. Quedó huérfano a muy temprana edad, después de que su madre muriera en el campo de concentración de Auschwitz y su padre en Buchenwald. Tras estudiar cinematografía y dirigir varias comedias en su país (entre ellas, «Al fuego bomberos» o «Los amores de una rubia», de 1964), abandonó Checoslovaquia a raíz de la invasión soviética que aplastó el levantamiento de la Primavera de Praga y se instaló en Nueva York.

Tras dirigir «Juventud sin esperanza», su primera película en inglés, su primer gran éxito llegó con la adpatación de la novela de Ken Kesey «Alguien voló sobre el nido del cuco», que cosechó cinco premios Oscar, incluidos los de mejor película y mejor director. Una década después batió ampliamente esa marca con «Amadeus», que se hizo con 13 estatuillas. Entre una y otra película, alumbró títulos notables como el musical «Hair» (1979) y el drama de época «Ragtime» (1981). Volvió a ser nominado al Oscar por su trabajo en «El escándalo de Larry Flynt» (1996). En el 2006 dirigió la coproducción hispano-estadounidense «Los fantasmas de Goya», protagonizada por Javier Bardem y Natalie Portman.

Milos Forman era, pese a sus grandes éxitos, un tipo humilde que miraba con especial cariño la figura del perdedor, un defensor del individuo frente a la institución, enemigo declarado de cualquiera que le dijera lo que tenía que hacer. Era también un maestro en elegir a sus colaboradores. Decía que un buen director es alquien que escoge a gente que es mejor que él. «Yo sé escribir, pero prefiero un guionista que lo haga mejor que yo. Quiero actores que actúen mejor que yo. Ingenieros de sonido que sean mejores que yo». Defensor a ultranza de la libertad individual, empezó dirigiendo comedias y nunca abandonó el género del todo.