HIJA DEL INOLVIDABLE PEPE ISBERT, TRABAJÓ EN MÁS DE 250 PELÍCULAS, CASI SIEMPRE EN PAPELES CÓMICOS

La actriz María Isbert, que el pasado 21 de abril había cumplido 94 años, ha fallecido este lunes 25 de abril tras ser ingresada en planta en el Hospital de Villarrobledo (Albacete) tras sufrir una reagudización de sus procesos crónicos. La actriz ha dejado 250 películas a sus espaldas, en la mayoría de las cuales trabajó como eterna secundaria, muchas veces dando vida a solteronas, chachas o en el rol de extranjera, y casi siempre en papeles cómicos, demostrando la chispa de talento en sus interpretaciones.

María Isbert, hija del inolvidable José Isbert y madre de los también actores Tony Isbert y Carlos Ysbert, debutó en el teatro en 1939. Su primera película llegó en 1944 con «La vida empieza a medianoche», dirigida por Juan de Orduña, junto a su padre. Ha pasado ocho décadas dedicada en cuerpo y alma a la interpretación. Dueña de un particular sentido del humor, cada día más próximo al paterno, ha sido figura destacada en los repartos de más de 250 películas, algunas tan importantes como «El cochecito» (Marco Ferrari, 1960), «Viridiana» (Luis Buñuel, 1961) o «El verdugo» (Luis García Berlanga, 1963). La mayoría de ellas puede encuadrarse en un amplio e indefinible campo de la comedia española, desde la primera, «La vida empieza a medianoche» (Juan. de Orduña), 1944), a la última, «R2 y el caso del cadáver sin cabeza» (Álvaro Saénz de Heredia 2005), pasando por «Recluta con niño» (Pedro Luis Ramírez, 1955) o «La guerra de papá» (Antonio Mercero, 1977).
Conocida al principio como Maruja, María Isbert, desarrolló una extensa carrera como actriz secundaria apoyándose en un físico particular que le valió durante años papeles cómicos de chacha («Un hombre de negocios», Luis Lucia, 1945) o de solterona («Botón de ancla», Ramón Torrado, 1947). En varias ocasiones abandonó el cine para volver al teatro, donde comenzara en plena Guerra Civil junto a su padre con «El refugio», única obra de Muñoz Seca representada en zona republicana.
Su mayor triunfo escénico llegaría casi medio siglo después, al interpretar dos mil veces uno de los principales personajes de «Milagro en Londres» (J. Mª Bellido). También ha participado con frecuencia en televisión tanto en español («La casa de los Martínez», «Celia») como en inglés («El Cid»), pues habla con fluidez varios idiomas, habiendo adaptado también para ese medio distintas obras cortas extranjeras y escrito una propia original.
De su amplia filmografía destacan también «¡Cómo está el servicio!», «La tonta del bote», «Operación Mata-Hari», «Hay que educar a papá», «Una chica casi decente», «La guerra de papá» o «El bosque animado», que son sólo una pequeña muestra de la amplia filmografía de esta actriz, que también ha trabajado en títulos como «Amanece que no es poco», «La gran aventura de Mortadelo y Filemón», «Semen, una historia de amor» o, la última en 2005, «Envejece conmigo».
María Isbert también cultivó películas sociales («Réquiem por un campesino español», Françesc Betriú, 1985); policíacas («Una mujer cualquiera», Rafael Gil 1949); literarias, («Tormento», Pedro Olea, 1974); religiosas, («Sor Intrépida», Rafael Gil, 1952); nostálgicas, «Mi calle», Edgar Neville, 1960), o incluso musicales, «Un, dos, tres, al escondite inglés», Iván Zulueta, 1969), donde incorporaba a un personaje llamado, en honor suyo, Ysberta.
Madre de siete hijos, entre ellos los también actores Tony Isbert y Carlos Ysbert, recibió multitud de premios a lo largo de su dilatada carrera como actriz, como la Medalla de Plata de las Bellas Artes (1987), es Académica de Honor de la Academia de las Artes Cinematográficas de España (2008), Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos (1945) o Premio José Isbert de la Asociación de Amigos del Teatro de España (2000).