Jean-Louis Trintignant, uno de los gigantes del cine francés y europeo ha fallecido este viernes 17 de junio en París a los 91 años como consecuencia del cáncer que padecía desde hace años. Trabajó a las órdenes de todos los grandes directores franceses y europeos. Logró la fama interpretando junto a Brigitte Bardot en Saint Tropez al tímido Michel Tardieu en «Y Dios creó a la mujer» (1956), película dirigida por Roger Vadim. Entre sus grandes éxitos, «Un hombre y una mujer», «Z», «Tres colores: Rojo» o «Amor».

En activo desde 1956, Jean-Louis Trintignant había trabajado en más de un centenar películas junto con nombres tan ilustres como Brigitte Bardot, Jeanne Moreau, Dino Risi, Costa-Gavras, Éric Rohmer… Para la historia deja un puñado de obras clave de la cinematografía europea. Una carrera en la que siempre le acompañó el favor de la crítica. Desde 1969, en Cannes, donde se llevó el premio a mejor actor por «Z», de Costa Gavras; y un año antes, en Berlín, donde hizo lo propio por su interpretación en «El hombre que miente», de Alain Robbe-Grillet, hasta 2012, donde levantó el César por «Amor» de Michael Haneke.

Trintignant que comenzó a estudiar Derecho con 18 años no quería la fama, pero cuando a los 20 años descubrió que quería ser actor y director y se trasladó a París todo cambió. Pronto, con 26 años, ya rodó junto con Brigitte Bardot ‘Y Dios creó a la mujer’ (1956), de Roger Vadim, donde interpretaba el papel de tímido esposo de la musa francesa.

Directores como Eric Rohmer, René Clement o Philippe Coudroyer le sumergieron en la Nouvelle Vague. Luego llegaron trabajos comerciales que le hicieron viajar por todo el mundo: «Un hombre y una mujer» (1966), de Claude Lelouch; «El conformista» (1970), de Bernardo Bertolucci, y «La escapada» (1974), de Michel Soutter. Después protagonizó «La terraza» (1980), «La noche de Varennes» (1982) y «Entre el amor y la muerte» (1981), las tres de Ettore Scola; «Mata Hari» (1964) y «Las relaciones peligrosas» (1959), ambas junto con Jeanne Moureau… Cientos de personajes a los que puso piel, voz y alma. Igual por eso, en 2018 le preguntaron si le gustaría reencarnarse, Trintignant dejó una respuesta imborrable: «No, no me reencarnaría en un animal, más bien en un insecto, soy muy pequeño».

En 1973 se atrevió a ponerse detrás de la cámara con «Un día bien aprovechado», reincidiendo con «Le maître-nageur» (1979), sin gran éxito.

Trintignant murió en su casa de Uzès, en el sur de Francia, «serenamente, de vejez, rodeado de sus seres queridos», según ha precisado su esposa mediante un comunicado.