El creador de Cannon Films financió algunos títulos míticos de Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme o Sylvester Stallone
Ha muerto a los 85 años el director y productor Menahem Golan, creador junto a su primo y colega Yoram Globus de la Cannon, productora que en los años 80 popularizó a estrellas como Steven Seagal, Jean Claude Van Damme o Chuck Norris. Las malas lenguas decían que nunca había hecho una buena película, pero su cine fue clave para las películas de acción, de poco guión y muchos golpes, que produjo Hollywood en las décadas siguientes.
Haciendo las veces de productor o productor ejecutivo, Menahem Golan ayudó a asentarse a una de las tendencias más rentables del Hollywood de las últimas décadas, el «actioner»: películas de inmarcesibles justicieros, en las que las que la calidad cinematográfica o los discursos morales con más de una capa quedaban supeditados a la exhibición de duelos cuanto más largos y espectaculares mejor.
Golan comenzó dirigiendo y produciendo en su país, Israel, algunos de los títulos más exitosos de los años 60 y 70. Destacan su ópera prima, «El Dorado· (1963), o la comedia «Polo de Limón», que conoció hasta seis secuelas, y que le ayudó a dar el salto internacional.
Ya afincado en Hollywood, se encargó de producir la segunda parte de la saga «Death Wish», protagonizada por el duro Charles Bronson. El éxito de la película, que aquí se tradujo muy expresivamente como «Yo soy la justicia» (1982), le empujó a proseguir esta línea. Así, llegaron títulos como «La venganza del Ninja» (1983) y sus secuelas, «Cobra, el brazo fuerte de la ley» (1986), con Sylvester Stallone, «Delta Force» (1986), con Chuck Norris y Lee Marvin o «Contacto sangriento» (1988), con Jean-Claude Van Damme.
Sin embargo, no todo fueron patadas y armas de fuego en la carrera de Golan. Inopinadamente, diversificó sus esfuerzos ejerciendo el mecenazgo de los proyectos de algunos outsiders, siembre bajo Cannon Films. De este modo, encontramos en su currículum la producción de «Corrientes de amor» (1984) de John Cassavetes e incluso la inclasificable adaptación que Godard hizo del «Rey Lear» (1987). Asimismo, respaldó las obras de autores de prestigio como Andrei Konchalovsky (destaca «El tren del infierno» [1987]), Barbet Schroeder o Franco Zeffirelli.
A finales de los 80, Cannon Films, comenzó a mostrar problemas financieros, tras encargarse de grandes fiascos en taquilla como «Superman IV» (1986). La empresa, que Golan comandaba junto con su primo Yoram Globus, cerró definitivamente en 1989, y fue absorbida por Pathé. En 1993 Golan regresó a Israel, tras el fracaso de sus posteriores aventuras empresariales.
Su nombre quedará asociado al subgénero del «actioner», que aún hoy sigue dando guerra con películas como las de la saga «Los mercenarios», además de a algunos de los títulos más interesantes del cine de autor de las últimas décadas.