FUE GOYA DE HONOR Y DIRIGIÓ «LA TÍA TULA», UNA DE LAS PELÍCULAS IMPRESCINDIBLES DEL CINE ESPAÑOL DE LOS 60

El cineasta jiennense Miguel Picazo, nacido en la localidad jiennense de Cazorla, director de títulos como «La tía Tula» y poseedor de reconocimientos como el Goya de Honor de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España en 1996 o la Medalla de Oro de Andalucía, ha muerto este sábado 23 de abril en Guarromán (Jaén).

En un comunicado, el presidente de la administración provincial, Francisco Reyes, ha expresado su pesar por la muerte de dicho cineasta y ha lamentado «esta gran pérdida para el cine español, no sólo por la importante trayectoria de este director, guionista y actor, sino también por su personalidad y figura, considerada como imprescindible en la historia de nuestro cine».

«Su obra ha dejado una huella muy importante en nuestro cine y su muerte viene a dejar un gran vacío en la cultura de esta provincia, a la que tanto ha venerado y que tanto le ha querido», ha apuntado Reyes. Con el objetivo de rendir homenaje y reivindicar la figura de este cazorleño, la Diputación de Jaén instauró en el marco de la Muestra de Cine Español Inédito en Jaén el Premio Miguel Picazo, que se otorga cada año a personalidades del mundo cinematográfico español vinculadas con este cineasta o con la provincia jiennense.

Miguel Picazo había nacido en Cazorla (Jaén) el 27 de marzo de 1927. Hasta 1939 vive entre este municipio y Peal de Becerro, donde su padre regentaba un negocio familiar. Esta circunstancia permite que mantenga vínculos sentimentales con estas dos localidades jienenes. En mayo de 1939, a raíz de la separación de sus padres, marcha a Madrid junto a su madre y su hermano. en noviembre de ese mismo año, su madre se traslada a la Comarcal de Guadalajara, de Regiones Devastadas. En esta ciudad Picazo estudia el bachillerato y empieza a vincularse con diferentes iniciativas cinematográficas.

Tras estudiar Derecho, ingresa en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid. Durante esta etapa rueda los cortometrajes «La mañana de domingo» (1958), y «Las motos» (1959), diplomándose en 1960 con «Habitación de alquiler». En este año comienza a trabajar en dicha institución como Profesor Auxiliar. Unos años más tarde estudia psicología en el Instituto Internacional de Psicología, y posteriormente en Estados Unidos.

Tras el fallido intento de rodar «Jimena», que iba a ser su debut como director de largometrajes, debuta por fin con «La tía Tula» en 1964, adaptación de la novela de Miguel de Unamuno, que se convierte en una pieza clave dentro del denominado «Nuevo Cine Español», logrando una extraordinaria interpretación de Aurora Bautista. Con esta película Picazo obtiene el premio a la Mejor Dirección y la Perla del Cantábrico en el Festival de San Sebastián, otorgándole una proyección internacional a su carrera cinematográfica.

Hasta 1967 no vuelve a dirigir ningún largometraje. se trata de «Lois claros motivos del deseo». La muerte de su productor, Cesáreo González, y los problemas con la censura, provocaron un retraso de un año en su estreno, lo que perjudicó la carrera comercial de esta película protagonizada por Viveca Lindford y Sonia Bruno. El director y ambas actrices fueron premiados por el círculo de escritores Cinematográficos.

Miguel Picazo dimite como profesor de la escuela Oficial de Cinematografía (que había recogido el testigo del antiguo Instituto de Investigaciones y Experiencias cinematográficas), por divergencias con la política de la misma, comenzando una fructífera etapa en Televisión Española. Hasta mediados de los años 80 realiza para las cadenas estatales una larga lista de producciones de todo tipo, destacando adaptaciones literarias como «Soledad», «Rinconete y Cortadillo», «Cartas a mamá», «El jardín de senderos que se bifurcan», «Sonara de primavera» o «El hombre de la esquina rosada», entre otras.

Coincidiendo con la llegada de la democracia, Miguel Picazo vuelve a rodar para la pantalla grande en 1976: «Oscuros sueños de agosto» y la superproducción «El hombre que supo amar», biografía de San Juan de Dios, protagonizada por Timothy Dalton.

El último largometraje de Miguel Picazo es «Extramuros» (1985), brillante adaptación de la novela de Jesús Fernández Santos, donde se vuelve a encontrar a un autor con perfecto dominio del medio y gran maestro de la tensión dramática. Posteriomente, en 1986, Picazo rueda el mediometraje «Después del sueño», centrado en la figura de miguel de Unamuno.

En la década de los 80 Picazo fue profesor de dirección cinematográfica y guión en el taller de artes Imaginarias y en el Instituto Europeo de la Empresa Audiovisual.

Ocasionalmente Picazo ha trabajado también como actor en obras como «Caza de brujas», de Antonio Drove, «El espíritu de la colmena», de Víctor Erice, «Remando al viento», de Gonzalo Suárez, «Tesis», de Alejandro Amenábar, «99.9», de Agustí Villaronga, o en el episodio «El crimen de don Benito», de Antonio Drove, dentro de la seie «La huella del crimen».

En 1997 Miguel Picazo recibió el Goya de Honor de la academia de Artes y Ciencias cinematográficas de España, y en el mismo año le fue otorgada la distinción de Hijo Adoptivo de Guadalajara y Socio de Honor de su biblioteca. En el año 2001 la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía le tributó un homenaje.
miguelpicazo7.jpg Con motivo del 40 aniversario del estreno de «La tía Tula», la Diputación de Jaén, publica el libro «Miguel Picazo, un cineasta jienense», con una aproximación al cineasta a través de cuarenta artículos de personalidades del mundo del cine vinculadas con él, y con una larga entrevista en donde se repasa toda su trayectoria. Coincidiendo con esta publicación, se promueve un homenaje en su localidad natal, Cazorla, en marzo de 2004. Al año siguiente esta misma institución publica el guión de «La tía Tula», que también cuenta con una docena de colaboraciones, y crea el Premio Miguel Picazo, encuadrado dentro de la Muestra de Cine Español Inédito de Jaén. En enero de 2008 recibió el Premio Val del Omar de la Junta de Andalucía como reconocimiento a su carrera.