TENÍA 61 AÑOS Y PADECÍA UN CÁNCER DE PULMÓN
Rubianes anunció en abril de 2008 que se le había diagnosticado un cáncer de pulmón, lo que le obligó a cancelar las actuaciones de la obra «La sonrisa etíope» que representaba en el Club Capitol de Barcelona y la gira que tenía previsto realizar en verano. La última intervención artística pública del actor fue en julio pasado cuando prestó su voz al personaje de «Dios» en el musical «Monthy Python’s Spamalot» de la compañía Tricicle.
Nacido en Villagarcía de Arosa (Pontevedra) en 1947, se afincó en Cataluña desde la infancia, comunidad en la que ha desarrollado toda su carrera profesional. Desde muy joven mostró interés por el mundo del teatro.
En 1977 debutó en la obra musical «No hablaré en clase» de la compañía catalana Dagoll Dagom, con los que también trabajó en «Antaviana». Rubianes también había colaborado con la compañía Els Joglars en el montaje de «Operación Ubú».
Abanderado del llamado «humor inteligente», en la década de los 80 decidió emprender su carrera en solitario, siendo su primer espectáculo «Pay-pay». A éste, le siguieron otras obras como «Ño», «Sin palabras» y «En resumidas cuentas». Ya en los 90, alcanzó una gran popularidad con la serie de televisión «Makinavaja», basada en el famoso cómic de Ivá y su espectáculo más popular, «Rubianes solamente».
En 2006 estrenó la obra «Lorca eran todos», una obra que estuvo rodeada de polémica en su representación en el Teatro Español de Madrid tras unas declaraciones, provocando la censura de la obra por parte de las autoridades madrileñas, que finalmente se pudo representar en el auditorio del sindicato CC.OO en Madrid. Sufrió diferentes denuncias por parte de algunos de los sectores más integristas e intrasigentes de la sociedad, que aún estaban pendientes de juicio. Su última obra fue «La sonrisa etíope», en la que mostraba su pasión por África.
UNA GRAN PÉRDIDA
El presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, ha calificado de «gran pérdida para la cultura catalana y del país» la muerte del actor. Montilla ha recordado que, pese a la enfermedad, fue «una persona con una vitalidad tremenda, con ganas de vivir y de disfrutar la vida».
«El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, ha afirmado que con la desaparición de Rubianes se pierde «una de las grandes figuras del humor inteligente». Hereu ha subrayado que el actor tenía «una sensibilidad especial capaz de transmitir muchas ideas y valores a través del humor y de la ironía, y al mismo tiempo, hacerlo con una gran ternura»
El dramaturgo y director de Els Joglars (compañía en la que Rubianes había trabajado), Albert Boadella, ha calificado la muerte del actor como «una noticia personalmente muy mala. Tenía un gran aprecio artístico por él y por su sentido del teatro. Rubianes era un excelente actor y una excelente persona».
Carles Flavià, buen amigo que compartió con Rubianes escenarios y viajes, ha destacado «la labor de investigación teatral de Rubianes. Disfruté con su presencia en algunos viajes. Cuando no estaba en los escenarios, tenía un punto muy serio».
El director de teatro Mario Gas ha recalcado el «compromiso ciudadano y la vitalidad artística» del cómico fallecido», mientras que el actor Ferrán Rañé, que conoció Rubianes cuando ambos trabajaban en la compañía Dagoll Dagom, ha asegurado que «Pepe Rubianes destacaba por tratarse de un actor comprometido, irónico y ágil», y ha señalado que este «genio del directo deja un agujero tremendo en el mundo del teatro».