El cineasta Agustí Villaronga ha fallecido este domingo 22 de enero a los 69 años de edad. El director mallorquín de «Pa negre» o «Incerta gloria» ha muerto como consecuencia de un cáncer que sufría desde hacía 14 meses. Villaronga era uno de los grandes cineastas del cine español de los últimos 40 años con un universo difícil de etiquetar por tener una mirada que, desde sus inicios, ha desafiado las convenciones de la imagen y el relato. A lo largo de su trayectoria Agustí Villaronga había conseguido tres premios Goya: al mejor guion original por «El niño de la luna» en 1990 y al mejor guion adaptado y a la mejor dirección por «Pa negre» en 2011. Ha ganado también 4 premios Gaudí del cine catalán; un Ariel en México y muchos más reconocimientos internacionales.

El cineasta nació en Palma de Mallorca el 4 de marzo de 1953. Su padre, que era cartero, le inculcó la pasión por el cine. “Se quedó huérfano muy pronto. Llegó a Mallorca porque una señora le acogió. A los trece años se fue a la guerra. Y en uno de sus diarios que escribió en el frente y que yo encontré años después, describía su pasión por el cine. Cuando yo era niño coleccionaba con mi padre cromos de películas. Sin duda todo eso influyó en mí porque a los 14 años ya quería ser director de cine”, recordaba el director. Una vocación cinematográfica que ratificó estudiando con los jesuitas. “Un cura hizo unos cursos sobre el cine de Rossellini en el colegio”, nos cuenta. “Vi un tipo de cine totalmente distinto al que yo veía en aquellos años en Mallorca. Ese curso de cine me abrió definitivamente las puertas a mi vocación. Cuando acabé el colegió, con diecisiete años, escribí una carta a Roberto Rossellini para que me dejara trabajar con él. Me respondieron diciendo que era demasiado joven y que me formara en la Universidad. Fui a Barcelona, me matriculé en Geografía, Historia y Arte. También intenté ir al American Film Institute en Los Ángeles, pero no conseguí la beca”.

La formación de Agustí Villaronga la fue adquiriendo trabajando en el mundo del cine y del teatro. Fue actor, confeccionó vestuario, en la dirección de arte… “Fue un bagaje muy bueno. Con Nuria Espert estuve dos años y medio de gira por todo el mundo. Nos venían a ver gente como Mía Farrow, Peter O’Toole o Anthony Quinn. Son cosas que te abren la mente. Yo veo ahora a la gente del ESCAC (La Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña) que sale muy preparada. En mi época no había dónde estudiar cine”, recordaba.

Agustí Villaronga debutó en la dirección cinematográfica con treinta y tres años y con una película que, además, causó un enorme impacto: «Tras el cristal». “Era completamente distinta a lo que se estaba haciendo en España. Se presentó en el Festival de Cine de Berlín y levantó una gran polémica. Además, estrenamos en Estados Unidos antes que en España. Fue una película que a mí ya me colocó como un director «raro». Se me adjudicó esa etiqueta”, recordaba con ironía. Su segunda película, «El niño de la luna», fue seleccionada para la sección oficial del Festival de Cannes en 1989. “Fue como si me echaran a la jaula de los leones”, confesaba. La película no funcionó del todo bien y Villaronga permaneció cerca de 6 años sin hacer ninguna película.

“Estuve mucho tiempo fuera de circulación. Trabajé haciendo pasteles hasta que lo dejé porque tuve una hepatitis”. La productora Isona Passola me rescató para que hiciera una película basada en una novela de George Simenon, «El pasajero clandestino», que se rodó en la Polinesia, un film que a mí no me gusta mucho, la verdad. Hay películas mías que las considero prescindibles, sin embargo, hay otras que las tengo un gran cariño”, confiesa. Luego vendrían títulos como «El mar», «Pa negre» o «Incierta Gloria», films que abordan la guerra y la postguerra civil española. “Más que la Guerra Civil española en concreto me interesaba el tema de la guerra en general. El hecho de que el destino de las personas, sobre todo de las que son muy jóvenes, casi niños, estén abocados al desastre más absoluto. «El mar» tenía muchas ganas de hacerla, pero «Pa negra» fue una película de encargo e «Incierta gloria» igual”, explicaba.

La última estrenada ha sido «El vientre del mar», película con la que arrasó en el Festival de Málaga con seis premios en 2021. «Se me ha pasado el arroz para triunfar, pero he triunfado a mi manera», contaba en aquella ocasión consciente de la dimensión de su cine, de un universo tan fascinante que no estaba al alcance de todo el público. «Yo por lo que siempre voy a luchar es por seguir haciendo películas. Unas más convencionales, si me las ofrecen y otras, si puedo meter un poco de mi estilo por ahí, también. No voy a pensar en el futuro. No puedo pensar en más allá porque no está en mis manos”, defendía. Deja pendiente dos películas, «Nacido Rey», que rodó en 2019 en Arabia Saudí, un encargo del productor Andrés Vicente Gómez nunca estranado en España, y «Loli tormenta», que rodó el pasado año y que se estrenará este 2023.

“A punto de subirme al tren para asistir a los Premios Gaudí de la Academia de Cine catalán me entero de la tristísima noticia del fallecimiento de Agustí VIllaronga”, ha declarado Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España. “Uno de los directores de mayor representatividad de nuestro cine, de una personalidad más definida, al que conozco desde los años ochenta, cuando nos sorprendió a todo con Tras el cristal. Recuerdo presentar esta cinta en Nueva York, que causó una gran impresión en el público. Desde entonces su cine ha sido personal, arriesgado, único, con una mirada tan particular que ha hecho que siempre le prestemos atención. Hay que destacar que Agustí ha sido un gran promotor de actores: podemos destacar su trabajo con Roger Casamajor, Nora Navas, Oriol Pla… o recientemente Susi Sánchez. El recuerdo de Agustí nos va a a acompañar mucho tiempo. Es un autor con una capacidad expresiva sorprendente. «El vientre del mar», una película fuera de toda norma, barrió en el Festival de Málaga, siendo una obra difícil para el público. Recordaré su sonrisa, siempre acogedora”.