LA ACADEMIA DEL CINE CATALÁN HOMENAJEARÁ AL CINEASTA EN LOS XII EDICIÓN DE LOS PREMIOS, EL DOMINGO 19 de ENERO

La Academia del Cine Catalán reconocerá la trayectoria de más de seis décadas del gran cineasta leridano, también guionista, productor, distribuidor y crítico. Una filmografía pionera, inclasificable y censurada durante el franquismo que incluye títulos como «Furia española», «Réquiem por un campesino español» o «La plaza del Diamante».

La Junta directiva de la Academia del Cine Catalán, formada por Isona Passola (presidenta), Joan Bas (vicepresidente), Judith Colell (secretaria), Agustí Argelich (tesorero) y los vocales Josep M. Civit, Maria Molins, Paco Poch, Silvia Quer, Edmon Roch y Eduard Sola, ha acordado distingir el cineasta Francesc Betriu con el Premio Gaudí de Honor-Miquel Porter 2020, máximo reconocimiento del cine catalán. Recibirá el galardón honorífico al día siguiente de su 80 aniversario en el marco de la ceremonia de entrega de los XII Premios Gaudí, que tendrá lugar el domingo 19 de enero de 2020 en el Auditorio del Fórum CCIB.

La Academia del Cine Catalán ha querido distinguir Betriu «por su consistente y dilatada trayectoria como director, guionista, productor, distribuidor y crítico, así como por su firme compromiso social y por la diversidad de su producción, que incluye cortometrajes, documentales, series de televisión y, sobre todo, largometrajes, entre los que destacan por su nivel de exigencia crítica y artística «Furia española», «Los fieles sirvientes», «La plaza del Diamante», «Réquiem por un campesino español» y «Sinatra».

Hasta la fecha han sido galardonados con el Premio Gaudí de Honor-Miquel Porter Jaime Camino (2009), Josep Maria Forn (2010), Jordi Dauder (2011), Pere Portabella (2012),(2013), Julieta Serrano (2014), Ventura Pons (2015), Rosa Maria Sardà (2016), José María Pou (2017), Mercedes Sampietro (2018) y Joan Pera (2019).

Francesc Betriu (Organyà, 1940) es un nombre esencial para entender la España de la dictadura y la transición o las relaciones entre el cine y la literatura, con una amplísima formación académica que incluye estudios en Ciencias Económicas y Ciencias Políticas y la diplomatura en Sociología, así como estudios especializados en Dirección en la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid, donde pudo aprender de maestros como Berlanga, Borau, Saura o Sáenz de Heredia. Durante los años 60 trabajaría como corresponsal en Madrid para la revista Fotogramas y como director de la Revista Española de Sociología, y formaría parte de la compañía de teatro independiente Los Goliardos.

En 1965 rodó con Pedro Costa Musté el corto documental «Los Beatles en Madrid», título que la censura franquista prohibiría. Cuando volvió de la mili en África, con 28 años, se aventuraría a crear la productora In-Scram, pionera en España en la producción de cortometrajes de ficción, que fue responsable de 13 cortometrajes de 13 minutos con 13 director noveles. Entre otros directores, hay debutaron tres de sus compañeros de la Escuela de Cine de Madrid: Manuel Gutiérrez Aragón, José Luis García Sánchez y Antonio Drove. Formaron también parte de In-Scram reconocidos profesionales como Pablo G. del Amo, Carmelo Bernaola, José Luis Alcaine, Luis Megino, Antonio Gamero y su amigo Benet Rossell.

En la década de los 70, Francesc Betriu debuta como director de largometrajes con «Corazón solitario» (1972) y «Furia española» (1975), guiones coescritos con José Luis García Sánchez. En pocos años se haría un habitual de las adaptaciones cinematográficas de importantes obras literarias: «La Plaza del Diamante» (1982), de Mercè Rodoreda, con Silvia Munt en el papel de Colometa y Lluís Homar en el de Quimet; «Réquiem por un campesino español» (1985), de Ramón J. Sender, con Antonio Ferrandis, Fernando Fernán Gómez, Terele Pávez y un joven Antonio Banderas; las series «Vida privada» (1987), de Josep M. de Sagarra, protagonizada por José María Pou, y «Un día volveré» (1993), de Juan Marsé , con Charo López, Eusebio Poncela, Assumpta Serna y Juanjo Puigcorbé al reparto, o «Una pareja perfecta» (1997), adaptación de la novela de Miguel Delibes «Diario de un jubilado «, protagonizada por José Sazatornil y Antonio Resines, son algunos ejemplos de su capacidad de llevar la literatura al cine.

«Mónica del Raval» (2008), «El día que murino Gracia Imperio» (2012) y «El último aviador» (2019) son los últimos títulos de una dilatada filmografía construida a lo largo de más de seis décadas. El reconocimiento de la Academia del Cine Catalán añade al Premio Sant Jordi de Cinematografía por su trayectoria (2014), el Premio Jordi Dauder (2017) y al homenaje que le ha dedicado el 28º Festival de Cine de Madrid (2019), entre otros. Récord de cortes de la censura española, Betriu pertenece a una valiente generación de cineastas que dejó su sello durante el franquismo y la Transición, con un cine comprometido, transgresor y mutilado. Él sufrió las consecuencias de la censura desde su primer cortometraje: Fraga Iribarne prohibiría «Los Beatles en Madrid» sin ni siquiera verlo, acusado de desmentir la versión oficial de fracaso de esta gira que quiso difundir el régimen («Los Beatles Pasaron por Madrid sin pena ni gloria»). En esta línea destacan películas de sátira social como «La viuda andaluza» (1976), «Los fieles sirvientes» (1980) o «Furia española» (1975), el largometraje que cuenta con el récord de cortes de la censura española : 22 en 11 minutos. La cinta sería una de las últimas que vería el dictador Franco antes de morir.

Francesc Betriu dio el pasado octubre en la Universidad de Lleida su valiosa colección, testimonio de las relaciones del cineasta con la literatura. La donación incluye, además de cerca de 7.000 libros de cine, 4.000 revistas y 3.000 programas de mano, las correcciones de Mercè Rodoreda, a mano, sobre el guión de la serie «La plaza del Diamante»; las del poeta Gil de Biedma, guionista de «Vida privada», o el testimonio inédito de 33 mujeres encarceladas por el franquismo, que formaba parte de un proyecto de Betriu con el poeta Joaquín Huerta y su amigo Ovidi Montllor. También se incluyen otras curiosidades, como las notas escritas por Joaquín Sabina sobre la banda sonora de «Sinatra»; el Premio de Cinematografía de la Generalitat en 1988 o la carta ministerial con los cortes de los censores en el guión de «Corazón solitario».