La película es una road movie internacional dirigida por Chema Rodríguez, CON Juan Diego, Clara Voda y Javier Pereira

El equipo de «Anochece en la India» ha completado con éxito la primera etapa del rodaje de la película. La grabación de esta road movie coproducida internacionalmente comenzó el 25 de junio en Bucarest (Rumanía) y continuó en diversas localizaciones de Turquía y Sevilla, hasta el 24 de julio. El rodaje se retomará a finales de septiembre, para completar la filmación en la India y Almería.

«Anochece en la India» cuenta la extraordinaria aventura de Ricardo (Juan Diego) y Dana (Clara Voda). Ricardo decide viajar a la India por tierra, como hacía en los viejos tiempos, cuando llevaba hippies a Oriente con su furgón cruzando Europa, Turquía, Irán y Pakistán. Pero la situación ahora es muy distinta. Ricardo ha pasado los últimos diez años de su vida en una silla de ruedas aquejado de una enfermedad que ha alcanzado su fase final. Quiere pasar sus últimos días en los lugares donde fue feliz. Al viaje le acompaña Dana, su asistente rumana. Dos seres solitarios con los que la vida tiene una deuda. El viaje se convertirá en la coartada para saldarla.
Chema Rodríguez ha dirigido medio centenar de documentales para televisión y tres largometrajes para cine con los que ha participado y ganado premios en festivales de todo el mundo, como San Sebastián y Berlín (2º Premio del Público con la película «Estrellas de La Línea»).
Para Chema Rodrúguez, «la aventura de Ricardo, y el personaje en sí, están inspirados en una persona real y en un libro que publiqué sobre su historia en el año 2003. «Anochece en la India” es una película sobre la huida, una road movie luminosa y vital que usa el viaje y la muerte como excusa para contar una historia sobre el amor y el paso del tiempo, sobre el valor del presente y la necesidad de recuperar el tiempo perdido, una historia en la que, tan importante como llegar, es el propio viaje”. Por su parte, Juan Diego asegura: «Quiero subirme a la furgoneta de esta historia porque comparto con Ricardo y con Chema esa visión fresca y luminosa de la vida, porque comparto su escepticismo y su vitalidad, sus ganas de vivir, su compromiso con la vida y con la muerte. Me da miedo pensar lo cerca que me encuentro de Ricardo. Me siento cómplice de su ironía, de su amargura y su ternura”.