A los 78 años ha fallecido este 17 de enero en Barcelona como consecuencia de un cáncer, Jorge de Cominges, crítico de cine, periodista y novelista que retrató toda una época de la alta sociedad catalana.

Jorge de Cominges nació en Barcelona en el seno de una familia acomodada con intereses culturales (era primo del filósofo Eugenio Trías). Estudió Derecho sin vocación; lo que le tiraba era el cine. Fue meritorio de dirección en la primera película de Serrat, «Palabras de amor», que dirigió Antoni Ribas. Trabajó luego en otras películas de Ribas y también en producciones de serie B de Ignacio Iquino, con Cassen o los hermanos Calatrava, periodo un tanto surrealista que recogió con profusión de anécdotas en su libro «Mis años de cine».

En 1971 se casó con Margarita Rivière (fallecida en 2015), gran figura del periodismo catalán contemporáneo, formando una pareja de referencia de la cultura catalana, con ta que tuvo uvieron dos hijos, Clara y Hugo. Crítico de cine para Destino o El Noticiero Universal, en 1981 se incorporó a la redacción de Fotogramas, decana de la información cinematográfica, de la que llegaría a ser subdirector.

De la mano de los editores de esta publicación, Elisenda Nadal y Jesús Ulled, en 1996 asume la dirección de Qué Leer, nueva revista que aspiraba a representar para el mundo del libro lo que Fotogramas para el mundo del cine, combinando información rigurosa con voluntad divulgadora, originalidad y sentido del humor. Las reuniones mensuales del comité asesor de Qué Leer, con Jorge, Elisenda y Jesús, Margarita Rivière y Toni Iturbe, estuvo lleno de momentos entrañables.

Admirador de Proust y de Henry James, su obra novelística brinda un retrato de grupo de la alta burguesía catalana, con mirada objetivista y minuciosa, carente de juicios morales y desplegando un hiperrealismo detallista en la descripción de vestuarios, interiores, tiendas, menús y caterings, automóviles…

Jorge inventó y practicó la transversalidad cultural: lo mismo te podía hablar de Marcel Proust que de los Hermanos Calatrava; de la dicción de Katharine Hepburn que de un vestido de Carmen Sevilla; de un profundo film de Ingmar Bergman que de Bigas Luna con el que había trabajado. Las anécdotas de la filmación de Tatuaje (ópera prima del director de Jamón jamón) son oro. Sus experiencias en los rodajes fueron recogidas en «Mis años de cine» (1976-1979): Entre el destape y la qualité.

En sus novelas, como la primera, «Un clavel entre los dientes» (1989), «Tul ilusión» (1993) o «Las adelfas» (1997) trazó un retrato desde dentro y no exento de cierta crueldad de la burguesía barcelonesa, de la que está considerado uno de sus grandes cronistas. Su última incursión narrativa fue «El desconcierto», de 2009.