El dramaturgo Tirso Calero es un consumado especialista en la denuncia en sus obras, a través del humor, el suspense y la comedia, de la corrupción y del desalentador desgaste moral de la sociedad actual. En “Éxito”, obra estrenada este jueves en el madrileño Teatro Marquina, ahonda en ese segundo aspecto. Y homenajea a las actrices que se ven obligadas a trabajar en otras cosas pero mantienen viva la llama de la interpretación. “Quiero triunfar para demostrarme que vale la pena luchar”, afirma la protagonista, Loreto Miralles (una excelente Claudia Bassols), que sobrevive como empleada del hogar debido al olvido que le dispensa la industria cinematográfica. O mejor, de directores ególatras y endiosados como Rufo Cárdenas (Tián de Pasqual), o de productores decididamente indeseables, como el encarnado por el veterano Manuel Tallafé, que compone un tipo al estilo Winstein pero en castizo, acostumbrado a obligar a las jóvenes actrices que persiguen un papel a que le den masajes, preferentemente en la zona corporal que grita en un momento de la función: “¡En los huevos!”.

Tirso Calero, también guionista de cine y televisión, maneja los diálogos como pocos: con originalidad, atrevimiento y una acidez perfectamente digerible por la platea pese a su indudable dureza. Sus piezas, nada complacientes, atraviesan el difícil teatro comercial entre aplausos. “Swinger”, una obra de fondo oscuro sobre el intercambio de parejas, inauguró en 2016 el renovado Teatro Reina Victoria; “Aguacates”, en el Príncipe, fue una punzante crítica a la corrupción política (cuando el país vivía envuelto en los escándalos de la Gurtel y de los ERE, que no se mencionaban en la obra) en medio de divertidos líos de faldas; y en “Tarántula”, también en el Reina Victoria, se abordaba la existencia de un juez corrupto, muerto desde el primer momento de la representación, entre dos atracadores de poca monta y la viuda ambiciosa y sutil manipuladora. En “Éxito” y “Tarántula” se acentúa una de las constantes dramáticas del autor: la mirada hacia los perdedores.

-”Me das un papel protagonista”, grita Loreto Miralles a Rufo Cárdenas (afortunadamente no dijo protagónico, como se estila ahora, y escuché a un actor decir en el patio de butacas en la brillante noche del estreno). No sé si Loreto Miralles lleva ese apellido en homenaje al dramaturgo Alberto Miralles, perteneciente a la denominada Generación Undergroaund del teatro español,un autor masacrado en su día (años 80) por la crítica: “El talento de Alberto Miralles ya es irreversible”, escribió Haro Tecglen en la reseña de uno de sus últimos estrenos.

“Éxito” tiene un final inesperado y emotivo. El público aplaudió mucho y los actores se fueron con ramos de flores. Éxito, decíamos.