«EL LEGADO DEL CHE GUEVARA PERMANECE INTACTO”, ASEGURA EL ACTOR

Dos metros de altura y cuerpo juncal. Ojeras pronunciadas desde los 14 años, ex chico rebelde y actor problemático, profesional perfeccionista hasta la extenuación. Engordó 30 kilos para «Miedo y asco en Las Vegas» y comió lechuga y pollo hervido para el último Che, herido, perseguido y martirizado. 41 años, un Oscar por «Traffic», privado, enigmático y algo hermético, el puertorriqueño de Santurce con ancestros en Valencia en el Festival Internacional de Cine de Cannes se avino a hablar con pasión de Ernesto Guevara, el personaje que le proporcionó el premio al mejor actor del certamen galo en un film del que también es productor. P.: Le ha dedicado casi un lustro a investigar al hombre y al mito. ¿Quién fue, en sus propias palabras, el Che?R.: Un hombre que soñó ser un hombre pleno. Un hombre que soñó el sueño total. Un hombre que no olvidó de dónde venía y quien era. Un hombre que sabía lo que quería para los demás y se dejó la vida en ello. En él está el origen y final de la película. P.: ¿Qué comparte con él?R.: Todos sus sueños: el de una América libre, el sueño del amor, de la libertad, de la pasión, del autoconocimiento, de la plenitud. Ser un hombre completo. Yo lo intento, aunque no de una forma gregaria, como él, que fue padre, hermano, compañero, enteramente dado a los demás. P.: La primera vocación del Che fue la medicina, la de su familia que fuera abogado, como sus antepasados.R.: Sé que decepcioné a los míos, sobre todo a mi padre. Aunque creo que ya van aceptando el hecho de que soy irrenunciablemente actor. Todavía tengo una tía y madrina, muy obstinada, que me sigue recordando que estoy a tiempo y estudiar leyes para defender a los más débiles, que es la idea que ella tiene de la santidad en la tierra. La cuota de santidad en mi familia la tenemos sobrada con mi hermano oncólogo, que vive para los niños enfermos de cáncer en un hospital infantil de Nueva York.
P.: La película de Soderbergh se ha dividido, por política de exhibición, en dos, claramente diferenciadas. Está, en la primera, el médico, humanista, estratega y diplomático. Después, el guerrillero y el mito. ¿Eran necesarias más de cuatro horas de metraje?R.: Del todo. A Steve (Soderbergh) le interesaba la peripecia boliviana. Pero ésta no podía ser mostrada sin México y su encuentro con Fidel Castro, el viaje en el barco «Granma» a Cuba, el discurso ante las Naciones Unidas… las revoluciones de Cuba y Bolivia sólo pueden ser entendidas a partir de esos pilares fundamentales y se necesitaba un contexto para «pintar» en un «lienzo» tan grande. Y cada no de los capítulos de su historia «iluminan» al personaje, nos ayudan a entenderle. Este fue el criterio seguido para elegir los capítulos mostrados. P.: En octubre se cumplirán 41 años desde su asesinato en La Higuera. ¿Qué queda del Che?R.: Queda todo, su legado está intacto. Para dos generaciones, es sólo un rostro en una camiseta, en un «pin» o un póster. Es importante que los más jóvenes se acerquen a estas películas. P.: La película ha sido aclamada y ninguneada. Se ha criticado el metraje, las lagunas, los acentos desorientados de determinados actores y ciertas licencias históricas.R: Este es un mundo libre y todas las opiniones deben serlo. La película es exactamente lo que Steve se había propuesto, la que quería ver en una pantalla de cine. Inicialmente, le obligaban a rodar la en inglés. Se negó hasta que se salió con la suya. Haberla rodado en inglés hubiera puesto en peligro la credibilidad del film. Venció durante siete años todos los obstáculos imaginables. Es un triunfo muy personal. Ha logrado rodar una película enorme acerca de una cultura que no es la suya y en la lengua que ésa cultura demanda. Creo que los tiempos del imperialismo cultural norteamericano, que vive sus horas más bajas cundo el país ha estado gobernado por un completo ignorante orgulloso de serlo, han finalizado. «Traffic» o esta película son viva muestra de ella. Me congratulo que Steve me incluyera en ambas. P.: ¿Sabe si Fidel y Raúl Castro la han visto?R.: Lo ignoro, aunque sé que Fidel supo del proyecto ante de su enfermedad. P.: ¿Y la extensa familia del Che?R.: Para nosotros, lo más importante ha sido la «bendición» de Aleida March, su viuda.